Capitulo 37.

4.8K 399 186
                                    

Los golpes en la puerta me hicieron despertar, quite el brazo de Tom de mi cintura y me acerque.

–Hola, ¿llamaron diciendo que necesitaban mas toallas? –un chico que trabajaba en el hotel estaba del otro lado de la puerta.

No pude evitar soltar una risa.

–Eso fue anoche, ya no las necesitamos –Conteste– pero gracias.

–oh... lo siento.

Me quede esperando que se fuera pero al contrario estaba muy instalado ahí en la entrada mirándome, logro que me pusiera incomoda, cruce mis brazos tapando mi pecho, yo llevaba puesta la camiseta de Tom, no se me ve nada pero aun así sentí como si viera todo.

Iba a cerrar la puerta cuando unas manos en mi cintura me hicieron sobresaltar, mire hacia el lado donde mi chico bonito estaba, solo con sus bóxers puestos y una expresión enojada.

–¿Pasa algo? –Pregunto.

–No... ya me iba –La actitud del chico del hotel cambio completamente.

Antes de que pudiera irse Tom cerro la puerta en su cara.

–Debes tener cuidado, no me dio buena espina –Hizo una mueca mirándome.

–Si, lo siento, es que me sentí algo incomoda y me bloquee –suspire Mirándolo.

–¿Te hizo o dijo algo? Porque no tengo problema en ir a ponerlo en su lugar –Ya se estaba alterando queriendo salir de la habitación.

–No, no, esta bien.

Le sonreí mientras me acercaba a el, puse mis manos en sus mejillas acercándolo a mi para darle un casto beso.

–Y buenos días –le dije riendo.

Sus manos pasaron por mi cintura abrazándome.

–¿Como dormiste?

–Bien –Asentí.

Estando a su lado siempre dormiría bien.

–¿Te parece que nos duchemos y te llevo a desayunar? –Propuso mientras apoyaba su cabeza en mi hombro.

–Me gusta la idea, yo primero –Me separe para poder tomar mi ropa.

Comencé a caminar al baño pero su mano agarro mi muñeca impidiéndolo.

–¿Tu primero? –levanto una ceja– ¿Porque no mejor juntos?

Di vuelta los ojos sin poder ocultar mi sonrisa.

–Esta bien pero...

Antes de que pudiera terminar me tomo fuertemente de la cintura y me levanto como saco de papas en su hombro.

–¡Oye! Bájame –le advertí– me voy a caer, idiota.

La única respuesta que obtuve fue su risa, antes de que pudiera siquiera darme cuenta me dejo debajo de la ducha y abrió el agua, solté un grito al sentir la temperatura.

–¡Esta muy fría!

Rio a carcajadas sujetándome para que así no pudiera salir, en un momento se llevo a la mano al estomago de la risa y aproveche para empujarlo conmigo.

–¡Ay, si esta muy fría!

Esta vez fue mi turno de estallar en carcajadas.



Bajamos del auto llegando a nuestro destino, una bonita cafetería.

Tom tomo mi mano guiándome dentro del lugar.

Decode (Tom Kaulitz) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora