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3|| El Huracán Sonia Rey

✿ El Huracán Sonia Rey ✿

Era difícil respirar para Alina, mientras luchaba contra los brazos de su madre que la envolvían fuertemente. Marizza había sido muy atenta para escaparse de la escena antes de que Sonia la viera, dejando sola a Alina y el afecto efusivo de la vedette. Al principio, había sido un abrazo de reencuentro, nada que le molestara y al que había respondido gustosa, pero rapido se tornó en el famoso abrazo de oso que por poco y la deja sin pulmones.

—M-mamá, no p-puedo respirar —se le dificulto decir, dando palmaditas en la espalda de su mamá para que la soltara.

—¡Ay! Tenes razón, perdón, mi angelito bello, es la emoción —se disculpó la mujer, riéndose con alegría.

—No, está bien —levantó su pulgar, mientras intentaba recuperar el aire.

—Es que te extrañe tanto, mi ciela —volvió a envolverla en un abrazo, haciendo que Alina abriera los ojos con miedo.

Le devolvió cortamente el abrazo para luego zafarse del agarre y asegurarse de mantener a su madre a una distancia segura.

—¿Pero qué haces acá, mamá? —quiso saber, aún atónita por la llegada para nada discreta de su mamá.

—Ah, hable con el director y me dio permiso para venir a pasar unos días con ustedes, es que estos días se me hicieron eternos —admitió, poniéndose sentimental.

—Okey... pero pasaron dos días desde la ultima vez que nos viste, ma —le recordó, intentando no reírse de la dramatización.

—Y para mí fue una eternidad —respondió, ahora mirando alrededor—. ¿Y Marizita donde está?

—Estaba ac...—volteó a ver tras ella, pero no había señal de su hermana—...ni idea.

—Bueno voy a buscarla, que ya quiero abrazarla —le dijo, mientras se alejaba unos pasos, pero volvió para depositar un beso en la frente de la mas baja—. Te extrañe, mi ciela bella, luego nos vemos.

—Está bien —sonrió, mientras la veía alejarse.

Frunció el ceño cuando vio como el coordinador iba tras su madre, haciendo que bufara molesta.

—Este ridiculo no se querrá levantar a mi mamá, ¿no? —murmuró para sí misma, cruzándose de brazos.

Sin embargo, lo que más le preocupaba —más allá de con quien salía su mamá, era el hecho de que a Marizza no iba a gustarle ni un poco la atención que le estaba prestando el coordinador a su mamá. Sobretodo, después de haber intentado llamar su atención de todas las maneras posibles.

Definitivamente, iba a haber quilombo.