RA| En un mundo donde dominan los estándares, las inseguridades y las críticas, dos adolescentes muy distintos encuentran su camino hacia el otro.
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Donde Alina Spirito se convierte en el Ángel Rebelde del nerd del Elite Way School
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✿ El Polémico Trabajo ✿
—Ay, Marizza, ¿te podes calmar? Vas a hacer un agujero en el piso —Luján pidió calma por parte de la pelirroja.
Desde que había vuelto de aquel mal encuentro con Pablo, Marizza no paraba de caminar de una lado a otro. Las tres restantes, solo se dedicaban a mirarla sin saber bien que hacer.
—Es que.. es que, mira se Pablo le pego, o si Nachito se fue corriendo porque le dio miedo —vociferó sus preocupaciones.
—Ay no, ¿que decís? —Luna disintió con sus teorías.
—Al parecer, Pablo está bastante zafado de la cabeza, pero no creo que tanto como para pegarle a un nene —Alina miró sus manos, intentando estar tranquila.
—Además con ponerte así no ganas nada, eh —agregó Luna.
—Si, aparte el pibe no es tonto, sabe cómo cuidarse, ya va a aparecer —le aseguro Luján.
—Uy encima justo Pablo lo ve, tanta mala leche que lo ve —dejo caer sus brazos en frustración.
—Te tiene agarradisima —negó sin creerlo la de ojos claros.
—Agarradisima los pomelos, mira, yo no me voy a rendir tan fácil, eh —elevó el tono de su voz, dejando en claro que estaba ofendida.
Al terminar su frase, se escucharon leves golpes en la puerta.
—Seguro que es el muñequito de plástico, na... ahora le voy a preguntar... —abrió la puerta de un sopetón, solo para encontrarse con el preceptor.
—¿Que tal? Te traje el informe, Bustamante me dijo que querías retirarlo, ¿es verdad?
Alina se inclinó un poco para ver al preceptor en la puerta, con el trabajo de Marizza en mano. La incredulidad de su hermana estaba plasmada en todo su rostro y la mostró negando completamente el deseo de retirar aquel informe, pues no le daría ese gusto a Bustamante.
—¿Está segura?
—Si, yo no voy a retirar ningún informe —reafirmó su postura.
—¿Que les pasa? Bustamante acaba de decirme...
—Bueno, no se, no se que le dijo Bustamante, se equivocó Pablito, entendió mal, no se —lo interrumpió, siendo prepotente.
—Me tienen harto con sus chiquilinadas —el preceptor abandonó el lugar con aquella última frase.
—Bueno... perdón —cerró la puerta.
—Marizza, ¿estás segura de lo que hiciste? —le cuestionó Luján.
—Si.
—Mira que ese chico sabe demasiado —le recordó Alina.
