Auge

Charlie Charlie

Yo ya sabía que todo podía cambiar de un segundo a otro. Yo ya sabía que era peligroso. Y yo ya sabía que podía terminar mal. Pero para ser sincero, no me importaba. Y tampoco podíamos volver. Porque ya habíamos mencionado "Charlie Charlie".

El juego de Charlie Charlie consiste en una hoja de papel y dos lápices. En la hoja debes escribir SI y NO separado por dos líneas que atraviesen la hoja como una cruz. Después de eso, debes colocar un lápiz de forma horizontal sobre la línea acostada y el otro lápiz, sobre el lápiz colocado anteriormente, pero de forma vertical y que los extremos de este queden suspendidos en el aire. El fin de este "juego" es contactarse con un espíritu llamado Charlie y que, supuestamente, es un ente amistoso que solo quiere jugar.

Ya habíamos intentado jugarlo en la escuela, pero los demás idiotas se pasaban soplando el lápiz, y las pobres de las chicas gritaban como unas dementes. Claro. Claro que yo también me asustaba. Siempre había creído en los fantasmas y en el otro mundo.  Pero nunca había tenido la oportunidad de probarlo. Así que, con dos amigos de la escuela, no decidimos a probar si esto era real o no.

Eran las diez de la noche, y Jack, Cassy y yo ya estábamos listos para comenzar.

-Bueno. Comencemos – dijo Jack frotándose las manos. Por desgracia, Jack no creía en estas cosas. Era mi mejor amigo, pero siempre estaba haciendo bromas sobre los fantasmas. Yo le insistía en que si existían, pero él se negaba a escuchar. Así que después de tanto tiempo, esa noche iba a quitarle la ceguera y entendería mi punto de vista.

Todos nos sentamos en el suelo y pusimos todos los elementos a la vista. La hoja, los lápices y un par de velas. Era para hacerlo más realista.

Cassy, con manos temblorosas, comenzó a escribir SI. Después, escribió el NO al lado. Debajo del NO un SI, y debajo del SI un NO. Dibujó las líneas correspondientes y dejó la hoja quieta frente todos en el suelo. Se mordía el labio inferior y suspiraba constantemente. Lo que me daba a pensar que estaba muy, muy asustada. En cambio, Jack parecía tranquilo. Él encendió las velas y las ubico perfectamente alrededor del papel. Y finalmente, yo hice lo que faltaba. Coloqué los lápices y todos nos quedamos en silencio.

-Entonces, ¿Qué debemos hacer? – preguntó Cassy mirando hacia todos los rincones posibles.

-Debemos invocarlo – respondí estabilizando el lápiz superior. 

-Oh, claro – contestó masajeándose las palmas de las manos.

-¿Estas bien? – le pregunté acercándome a ella. Parecía muy perturbada. Nunca la había visto así. Ni en la escuela.

-La verdad es que no – contestó mirándome fijo y aterrada.

-¿De qué te preocupas? No va a pasar nada – comentó Jack encogiéndose de hombros.

-Esperemos que no – terminé yo mientras me volvía a mi lugar en la ronda.

Silencio. No sabía cómo empezar. Tenía miedo de que realmente sucediera. Pero también estaba ansioso. Ansioso de saber si existía el más allá. Ansioso de demostrarle a Jack que estaba equivocado. Necesitaba confirmarlo.

-Sam, ¿nos haces los honores? – preguntó Jack señalando el tablero casero. Asentí y miré fijamente el papel.

-Charlie, Charlie, ¿estás aquí?

Y nada. ¿Nada? ¿En serio? ¡¿Nada?! No se movió ni un poquito.

-¡Charlie, Charlie ¿estás aquí?! – dije con más fuerza.

Al segundo de haber dicho eso, el lápiz tembló, y se movió hasta que la punta. Señaló SI. No podía creerlo. Lo había conseguido. Finalmente había contactado a Charlie. Y frente a Jack. Se ponía cada vez mejor. Pero me había olvidado de alguien. Había una chica más en la habitación que no parecía tan contenta como yo. La pobre Cassy estaba aterrada. Estaba impactada. Y estaba inmóvil, con los ojos quietos, las pupilas pequeñas, y los labios le temblaban.