•| ¡¿Pequeño?! |•

•|Capituló 13|•

"No sabes lo fuerte que eres hasta que te toca ser fuerte."

Bob Marley.

¿Muerto? Eso es imposible, se repite una y otra vez cada que recuerda la conversación de aquéllos adolescente con el cocinero del local, es absurdo, Obito estaba bien vivo, el lo sabe porque estuvo ahí, en su casa, ambos cenaron juntos y estuvieron charlando. Así que es imposible... ¿Verdad?

Cada paso que daba era más torpe que el anterior, mira la entrada del cementerio y entra sin más, hace un par de cuadras perdió a los tres adolescentes pero no le importa, necesita primero comprobar que la tumba no existe y así probar que Obito está vivo.

La punzada en su cabeza se intensifica hasta que poco a poco se va transformando a un horrible dolor de cabeza, con dificultad se limpia las lágrimas que caen sin esfuerzo, se detiene al inicio de las tumbas y cae de rodillas tratando de regular su respiración que pasa a segundo plano cuando el dolor se intensifica. Llorá, lleva sus manos a su cabeza presionando tratando inútilmente de aliviar su dolor.

Cierra sus ojos con fuerza y su cuerpo cae al suelo en un sonido sordo, no logra comprender la razón del dolor repentino, con demasiada dificultad logra abrir un poco uno de sus ojos, puede sentir la garganta seca tal vez por los gritos que ha estado soltado pero que el no a logrado escuchar.

Se retuerce en el suelo al momento que el dolor se intensifica, con ello un par de imágenes cruzan por su mente mezclaras con los recuerdos recientemente vividos desde hace unos días.

Recuerda a su padre, esa dulce sonrisa que es rápidamente remplazada por una laguna que apenas logra identificar que es sangre, luego ve unos rostros desconocidos solo ve el cabello rubio y rojo, ambos con una sonrisa que al final se trasforma en rostros sin vida alguna, otra imagen otra sonrisa ahora son dos, al final como las demas ambas son reemplazadas pero ahora son por sus manos que se encuentran cubiertas de sangre, inconcientemente sus manos ya no están en su cabeza y ahora se encuentran una sobre la otra mientras se empieza a tallar, sus pupilas se contraen mientras su respiración se vuelve más inestable, su corazón se acelera cada vez más, cada imagen se vuelve más detallada.

Solo quiere que se detengan, se detengan...

⇀¡Kakashi!

Es el único sonido que logra distinguir. Su mirada desenfocada no logra distinguir a la persona frente a él, el dolor no le permite pensar y finalmente se desvanece, aún estando inconsciente en el frío suelo, lágrimas salen de sus párpados cerrados.

La misión continúo después de golpear a su compañero incompetente por fin ambos se encontraban dentro de Konoha, tardaron algún de tiempo pero por fin ambos ahora se encontraban en una casa de té planeando la siguiente jugada para conseguir información.