CAPÍTULO 35

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Sábado, 14 de agosto.

María José estaba sonriendo como una tonta mientras ofrecía su mano a Daniela galantemente para ayudarla a salir de la limusina. - Sabes que ahora ya es oficial ¿no? La prensa estará sobre nosotras de nuevo. — Se agarró del brazo de Daniela y con una exagerada lentitud se encaminó hacia las escaleras de la Casa Blanca.

Danie se inclinó hacia María José. — Después de una noche como esta, Señora Presidenta, la prensa se puede ir al infierno. No me importa lo que escriban sobre nosotras.

María José se rió ante la respuesta de Daniela. - No les des carta blanca o se convertirán en unos buitres.

-¿No lo son normalmente?

-Buena respuesta. Cuando Sharon haga la rueda de prensa sobre esta noche, mencionará que eras mi acompañante. Entonces ya no habrá más desmentidos. ¿Estás preparada para eso?

La respuesta vino más rápidamente de lo había pensado. — Absolutamente. -Su integridad como biógrafa de María José se situaría en el punto de mira. Pero, ¿no lo había estado ya antes? María José estaría a su lado, y sabía de corazón que estaba preparada para ese reto. Lo que sentía por la presidenta, cómo se sentía cuando estaban juntas... todo eso merecía esos inconvenientes.

María José se preguntó si sus mejillas padecerían un daño permanente si continuaba sonriendo de esa manera. Estaba tan orgullosa en ese momento que casi dolía.- ¿Estás cansada? ¿Te puedo invitar a una copa? Resulta que tengo un brandy increíblemente caro escondido en mi habitación.

Daniela miró hacia el cielo, plagado de un millón de estrellas. Aunque esta noche no envidiaba su posición allá en lo alto. Esta noche, las cosas aquí en la tierra eran maravillosamente mágicas. Habían ido a cenar y al teatro. La comida había sido exquisita, la representación la había hecho llorar, y la compañía ha sido inmejorable. El Servicio Secreto había estado allí, como siempre, pero desde que dispararon a María José, cada vez le costaba más resentirse por su presencia. Daniela se rió para sí misma. Quizás me estoy acostumbrando a esta vida loca. No, no me estoy "acostumbrando", sólo estoy llevando mejor lo de aceptar las realidades.

A pesar del hecho de que esta había sido la primera aparición pública de Daniela y María José como pareja, cuando una retirada estrella del rock hizo su aparición en escena, ésta captó toda la atención de la gente, para satisfacción de la nueva pareja.

Daniela se preguntó de repente si había sido todo fruto de una agradable casualidad, o de las maquinaciones de cierta ojiverde que era conocida por ser capaz de parar el mundo cuando realmente quería algo.

-Me siento genial ahora mismo Pch. — Juntó su cadera a la de la otra mujer. - No estoy cansada para nada, y me encantaría tomar esa copa contigo. Pero antes de hacerlo, hay algo terriblemente importante que debes saber.

-A ver, veamos qué es eso tan importante, Srta. Calle. - María José se quitó la bufanda de seda de su cuello y la puso alrededor de los hombros de Daniela. — No me digas que tienes un novio celoso que se va a presentar aquí esta noche, y
a quien voy a tener que romperle la nariz.

Daniela cogió la mano de María José y la levantó para examinar sus largos dedos a la luz de la luna. —¿Has hecho eso alguna vez? - preguntó curiosa. - Pegarle a alguien, quiero decir.

-Bueno, quizás una vez o dos... pero juro que solo cuando esa persona lo merecía. -Tch. - Daniela le dio un pequeño golpecito a María José en la mano pero no la dejó escapar. — No sé si creerte o no. Nunca te he visto, ni de cerca, levantar una mano a los niños. Y no has dejado sin sentido todavía al Secretario de Defensa,
aunque la verdad es que no has estado muy lejos. — Aunque María José tenía el temperamento de un diablo cuando se la
provocaba, debajo yacía una amable y sensible mujer. Daniela se preguntaba cuánto costaría enfadarla lo suficiente como para que llegara a la violencia.

Señora Peresidenta | CacheWhere stories live. Discover now