Octubre 1995: 4

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Siento mucho no haber subido el capítulo antes 🥺
He estado ocupada, pero intentaré publicar el siguiente esta semana.
Espero que os guste 🫶🏻

ALEX

Le Petit Roi era el restaurante favorito de John, por eso se reunía con los clientes allí y ahora mi deber era continuar con esa pequeña tradición que él había creado. Los promotores con los que trabajábamos eran hombres de negocios trajeados y acostumbrados al buen vino, a las ostras frescas y a las conversaciones presuntuosas. Odiaba tratar con ellos, aunque eran una gran fuente de ingresos para nosotros. Compraban grandes cantidades de tierras a buen precio y nosotros nos llevábamos una cuantiosa comisión. John sabía que no era de mi agrado tratar con esos tipos, sin embargo, John ya no estaba en la inmobiliaria. Sophie y yo intentábamos verle lo máximo posible e íbamos los sábados a comer a su casa. Había mejorado, pero la posibilidad de que volviera a las andadas era remota. Además, tenía la sensación de que no tenía intención de volver.

—El negocio está bien en tus manos, chico —dijo en una de esas comidas.

No, no parecía querer volver.

Volviendo a los promotores. Hombres con gran ego que no paraban de hablar de su fortuna como quien iba al supermercado. Unos gilipollas.

—¿Cómo va la búsqueda, Alex? —preguntó Samuel, el que ponía la pasta en los proyectos.

—Estamos cada vez más cerca de dar con el terreno solicitado —dije antes de volver la vista a la carta.

—Me alegro. Tengo ganas de este nuevo proyecto. Nos puede dar millones y eso, caballeros, es lo que nos gusta —todos se rieron ante la broma de Samuel.

Ridículos lame culos.

El nuevo proyecto del que hablaban era una urbanización completa. Más de doscientas casas individuales con parcela que nos iba a proporcionar muchísimo dinero si se vendían todas. Nuestro trabajo era encontrar el terreno que encajara con los planos de esta nueva urbanización. Era complicado, pero no imposible.

—Señores, ¿pedimos una botella? —el resto de la mesa coreó un "si" —Perfecto. ¡Señorita!

Los pasos de una persona se fueron acercando a nosotros.

Joder, y yo todavía no sabía que pedir.

—Díganme, que desean tomar.

Esa voz.

Esa voz me sonaba.

Levanté la mirada de la carta y me topé con unos ojos oscuros como la noche pero brillantes como la luna. Molly, mi nueva vecina. Vestía con un vestido negro que le quedaba como un guante y esos labios rellenos estaban pintados de un rojo sangre. Tenía una pinta muy diferente a la del otro día.

—Hola guapa, queríamos una botella de Chateau Pavie del 2002 —Samuel sonrió con los dientes a Molly que sujetaba el bloc de notas mientras escribía con una fuerza ridícula.

—¿Desean algo más? —Molly me miró de soslayo.

—No, ahora pediremos la comida —Samuel le lanzó un guiño y Molly sonrió de manera forzada.

Samuel daba asco.

Molly trajo la botella y una cubitera llena de hielo para mantener fría la cara botella. No pude evitar mirarla mientras descorchaba el vino y lo servía en todas las copas de la mesa. Llegó mi turno y puse mi mano encima de la copa. Ella me miró con el ceño fruncido.

—No bebo —nos quedamos mirándonos unos segundos antes de que Patrik, uno de los palmeros más acérrimos de Samuel, nos interrumpiera.

—¡Venga hombre! Una copa no te va a hacer daño —exclamó bromista.

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⏰ Last updated: Jun 11, 2023 ⏰

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