Capítulo 0

625 120 11
                                    


Thomas

07 de julio del 2021

Querido diario... (Es como siempre empiezas en tus hojas, así que intentaré mantener el mayor tiempo posible, esta absurda «Tradición» para no corromper otra cosa de ti)

Hola, Elizabeth. Probablemente, jamás leas esto, o capaz sí. Como es evidente, estoy rellenando tu diario, ya que dejaste muchas páginas en blanco y le di tantas vueltas a mi cabeza que lo terminé agarrando, no pude evitar leerlo (perdón). Hasta terminé durmiendo en tu habitación la primera noche que lo tuve en mis manos, pero ya se me hizo costumbre.

Todavía siento tu perfume en el aire y, mierda, te extraño tanto. Apenas han pasado unos días y no tener noticias tuyas, me está volviendo loco. ¿Dónde estás? ¿No podrías al menos dar una simple señal, para así poder quedarme tranquilo? Jamás nos separamos tanto tiempo, ni siquiera cuando te ibas de vacaciones.

No sé por qué carajos no te dije lo que sentía por ti antes, que quería algo más. Pensé, te juro que realmente pensé, que no estabas preparada para una relación seria. Como yo tampoco, honestamente. Pero, creo, que entre nosotros dos podría haber funcionado.

Tenía miedo de perder a mi mejor amiga. Sin embargo, ahora lo veo. Es la primera vez, en no sé cuantos años ya, supongo que trece o catorce, que me siento perdido.

Tengo un nudo en la garganta. Quiero gritarte por dejarme solo y a la vez llenarte de besos. Tenías razón en tu carta, esto parece un divorcio. Aunque es de esos que terminan como una pesadilla. Es como que mis sentidos dejaran de funcionar sin tu presencia. No quiero irme de tu casa, por si decides volver en algún momento, pero tampoco quiero quedarme. Cada maldito recuerdo me está quemando por dentro.

No tengo idea de qué escribirte. En realidad, no tenía la intención de hacerlo, sin embargo, extraño tanto tu presencia que siento que así estoy un poco más cerca de ti.

A veces, tengo una sensación de ahogo, que me lleva a creer que nada de lo que está pasando tiene sentido. Admito que te oculté cosas de mi vida. En caso de que decidas regresar, juro que voy a soltarlo todo y no habrá más secretos entre nosotros. Te puedo mostrar cómo es, realmente, ese mundo en el que estás interesada. No me interesa tener que compartirte, en realidad, sí me interesa, pero si eres feliz con eso...

Ya no sé ni lo que escribo.

Anoche soñé que estaba en la playa mirando el mar. Te aparecías por detrás, sentí tu presencia y olí tu perfume, pero no podía darme vuelta para abrazarte. Y lo entendí todo. Te extraño demasiado. Siento que una navaja se instaló en mi pecho y no deja de desgarrarme.

Extraño mis manos en tu pelo mientras mirábamos una película y recostabas tu cabeza en mis piernas. Extraño tus masajes en mis pies después de un partido de rugby y como te reías con mis caras. Extraño nuestros desayunos juntos y hablar de cualquier cosa para rellenar el silencio. Extraño absolutamente todo.

Por otro lado, te cuento que Pilas llora en la puerta de tu habitación en algunos momentos del día. Capaz piensa que no le quieres abrir, que estás ahí dentro todavía. Y, en la casa, todo está en orden, voy a tratar de mantener todo igual, para que el día que decidas volver no tengas ningún cambio que asimilar.

Me dejaste un peso muy grande. El de afrontar por primera vez una situación dolorosa, solo.

Te amo, pequeña.

Thomas...


──── ∗ ⋅◈⋅ ∗ ────


Elizabeth

Lo primero que hice al llegar a mi destino fue cambiar el número de teléfono. Evitar las redes sociales para que nadie pueda contactarse conmigo, tampoco fue complicado.

Hallar un lugar para descansar fue fácil, Las Vegas siempre fue un sueño para muchos. No importa de dónde vengo, importa a dónde voy; y esta ciudad, se supone, que aunque sea del pecado, tiene muchísimas oportunidades para alguien perdido como yo.

Tuve tiempo de reflexionar algo en el viaje y sé que si yo quiero, no voy a meterme en líos absurdos, todo lo contrario. Necesito cambiar, sanar internamente y creo que lo mejor es hacerlo lejos de todo lo conocido.

Con el dinero que traía me alcanzó para alquilar un cuartito de hotel, que para mí es media estrella, aunque en el cartel de afuera dice tres. Puedo ver algunas manchas en el suelo de madera, que evocan una escena de un crimen terrorífico en mi mente, pero considero que estoy desvariando por la falta de alimentos sólidos y líquidos en mi sistema.

Me deshago de la ropa que traigo puesta, dejando un regadero de ella hasta el baño, donde me espera una ducha bien caliente, para desatar los nudos de mi espalda y despertar mi culo adormecido de tanto viajar sentada.

Las lágrimas siguen cayendo, inevitablemente. Y, el estómago, me ruge mientras me visto con lo primero que encuentro al abrir la maleta.

Las luces de colores, los casinos, la gente variada que camina por las calles son parte del paisaje. Personas perdidas y también fascinadas como yo, con todo esto.

Encuentro un puesto de hamburguesas por el olfato. El olor me hace recordar por qué salí de la habitación. Hago mi pedido, me lo envuelven rápidamente y vuelvo a mi cuarto para devorar el manjar que tengo en mis manos. No hay televisión, sin embargo, no la necesito, por ahora. Estoy tan cansada, que solo pongo música lenta desde mi celular y me duermo profundamente.

Ya vendrá el momento de enfrentar las cosas...


Querido Diario IIWhere stories live. Discover now