Capítulo 2

541 107 6
                                    

Thomas

No tengo idea de qué día es...

Q̶u̶e̶r̶i̶d̶o̶ ̶D̶i̶a̶r̶i̶o̶.̶.̶.̶ Elizabeth:

Dentro de poco tiempo arrancan las convenciones, otra vez, decidí ir, ya que no fui a la de las vacaciones, porque una señorita se fugó y mi cabeza rondaba solo en ella. Sin embargo, ya han pasado un par de meses, así que tengo que volver a empezar, si no me voy a oxidar, aunque no es exactamente lo que yo quiero, pero sí lo que debo.

Me he anotado en tres categorías diferentes, old school, black and grey y realismo. No sé todavía si me va a salir como antes, me siento un poco fuera de estado. Ross me acompaña y se ofrece a ser la modelo para los tres tipos de tatuajes. Es la chica que contraté, porque yo no sé cómo hacías para que toda esta mierda esté organizada.

Casi perdemos todo, por días en dónde no presté atención. Por poco, nos quedamos sin nada.

Creo que ella te caería bien, todo el tiempo vive en su mundo, con sus audífonos puestos como si el resto le importáramos una mierda. A mí me sirve, me deja tranquilo que ella sea eficiente en lo suyo y no me esté preguntando cosas a cada rato. Aunque sí hemos tenido alguna que otra conversación, todavía no me he convertido en un ermitaño a tiempo completo.

El local va a quedar cerrado porque no tengo a nadie de confianza para que se haga cargo. Espero volver con algún premio, así tengo para, al menos, saldar las cuentas de este mes. Casi no trabajé, no estoy muy concentrado que digamos. Ni en sueños estoy haciendo diseños exclusivos, ya que esos eran de tu total autoría. Y, mi cabeza, no da para inventar nada en este momento.

Estos días me estuve sintiendo un poco mal. Le echo la culpa a tu ausencia, pero es la cantidad excesiva de alcohol que estoy consumiendo para poder dormir, debido a que de repente padezco insomnio.

Igual, quiero que estés tranquila, no es algo que me absorba y, no, no me estoy convirtiendo en mi padre. Todavía tengo la fuerza de voluntad para dejarlo cuando se me antoje, como ahora, al menos hasta que termine la gira.

No sé qué anda mal, pero algo pasa, siento en mi pecho una angustia que jamás había sentido. Ruego, no sé a quién, todas las noches para que al menos te comuniques, pido por favor que mi pensamiento te llegue, pero no hay caso. Todavía no puedo averiguar en qué lugar exactamente estás y ya no sé qué hacer para encontrarte por mis propios medios. Tuve que avisarle a tu padre y sé que me vas a odiar por eso, pero esto no es normal Eli, apenas conoces esta ciudad, ¿Cómo es que te fuiste a otro lado? Al menos me informó que te pusiste en contacto con él.

Los días y las noches se me hacen interminables. Mar, me comentó que se enteró, por no sé quién, que pediste el pase a otra preparatoria, aunque todavía no pudimos averiguar a dónde fuiste. Si estás bien, si estás mal.

¿Sigo escribiéndote?, o ¿Dejo todo así? ¿Te sigo esperando? ¿Estarás ya con alguien más? ¿Qué hago, qué mierda hago?

Por momentos siento que odio esta situación, Elizabeth. Odio que me hayas dejado solo. Que me hayas apartado de tu vida. Odio haberte mentido. Odio haberte envuelto. Odio haberte tocado. Me odio a mí mismo por no haberte hablado en el momento justo.

El otro día recordé que tu primer beso también fue conmigo, y por favor, ¡Qué jodido primer beso fue ese! Sin saber hacerlo, encendiste cada parte de mi ser, descolocándome por completo. Pero, cuando me enteré después que lo hiciste con alguien más... Me puse tan celoso que no te hablé por una semana y cualquier chica que se me cruzaba delante de ti, la besaba. ¿Lo recuerdas? Te miraba, mientras te sonreía y te ponías roja, escondiendo tu cara con los libros o el pelo, y aunque no me confirmaste nada, sé que algo de ira, celos o aunque sea impotencia te producía, por tu forma de reaccionar.

Querido Diario IIWhere stories live. Discover now