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Conociendo cosas de ti



Kevin






El día de hoy habíamos venido al parque acuático pero no de día, si no de noche. Durante el día, Linda estuvo con Marco viendo sobre lo de su asociacion mientras yo cumplía mis deberes en el ranch y mis demás negocios.

Es por eso que acordamos salir por la noche, en lugar de llevarla a algún lado busqué una mejor alternativa. Preferí comprar algunas cosas que comer y venir a este lugar, estaba demasiado iluminado y había una bonita vista.

Verla sonriente me hace feliz, conocerla era una de las experiencias más hermosas que había tenido. ¿Hace cuanto que no me sentía feliz? ¿Hace cuanto que no creía en el romanticismo?.

— Tierra llamando a Kevin — su hermosa voz se hizo presente haciendo que dejara de observarla como un bobo.

Comenzó a reír un poco y eso le volvía todavía más loco por ella, pues su risa era hermosa. Contagiaba alegría con solo escucharla.

— ¿Por qué estás mirándome así? — pregunto jugando con el popote entre sus labios

— Por que me pareces hermosa Lind, ya te lo he dicho muchas veces — sonreí sin dejar de verla todavía.

— Me dices cosas tan hermosas Kevin, me hacen sentir especial y querida — un pequeño sonrojo apareció en sus mejillas

— Es que me nace ser así contigo, creo que he sido muy claro al decir que me gustas y por eso soy como soy cuando se trata de ti — ella asintió viéndome divertida.

— Quiero saber más de ti, no es suficiente con lo que sé hasta ahora — pidió

— Pregúntame que yo te respondo sin dudar la respuesta— afirme poniendo mis hombros sobre la mesa en la que estábamos sentados para prestarle mi total atención.

— No se, ¿Desde cuando te gustan los caballos? — sonreí

— Desde que soy un niño, nos críamos en Chinitos en el rancho de mis abuelos, osea que crecí entre caballos y pastizales. Mi sueño era crecer y tener un caballo propio, hoy por fin he alzando ese sueño y con el favor de Dios faltan más.

— Vaya, que linda historia — me miró con ternura

— ¿Y a ti que es lo que te gusta Linda?, casi no me has contado mucho de ti — comenté

— Pues la verdad es que de la ciudad de la que vengo no se acostumbra mucho eso, quienes tienen fincas y haciendas es por qué tienen mucho dinero. Supongo que cada ciudad es distinta, en Monterrey se acostumbra mucho las caminatas o salir a clubs deportivos, lo primero es lo que más me gusta — me contó.

— Dicen que Monterrey es la ciudad de los ricos — soltó una risa

— Si, digamos que hay cierta parte de la ciudad en la que están los que tienen un poco más que los demás — se encogió de hombros.

— ¿Y tu de que parte de esa ciudad eres Linda? — enarco sus cejas

— Gracias a mis padres puedo vivir en una residencia prudente y segura, pero eso no quiere decir que sea una persona con mucho dinero — asentí

— Toda la razón, es como esa frase de no juzgar al libro por su portada.

— Tal cual.

— Me gusta conocer más de ti — dije sincero

— Igual a mi me gusta saber más de ti Kevin, créeme que esto es el inicio de algo muy bueno.

Ahí estaba nuevamente esa sonrisa que me estaba volviendo loco, desde que aceptó esta loca relación, me hizo el condenado más feliz de Culiacán.

No cualquiera tenía el privilegio de tener a una gran mujer como ella, por que yo sé que ella es gentil, amable, es una chingona sin chingar a nadie. Puede que ante los ojos de los demás no esté muy bonito que tenga una relación con ella cuando aún vivo con Ana, pero es más que obvio con quien  quiero estar. Aquí es como he venido diciendo desde hace tiempo, estaré con Ana hasta que mi hija esté un poco más grande y pueda pedir estar un momento conmigo, en donde ella ya no pueda manipular de tal manera.

No mentía al decir que Linda era espectacular, hasta el momento no había tenido que ponerle algún límite. De hecho no creo que tenga que hacerlo, pues ella no me exige nada, está llevando las cosas con calma al menos ahora. Me da mucha intriga saber que viene después, pero también quiero llevarme esto con la calma que sea necesaria y disfrutar del momento.

Su sonrisa se ensanchó cuando vio como el tren venía haciendo su recorrido habitual, rápidamente sacó su celular y comenzó s grabar el tren. Me mantuve callado, no sabía si iba a publicar algo al respecto y no quería arruinar su toma hablando. Estuvimos callados por varios minutos hasta que el tren termino de irse, entonces ella dejó su celular sobre la mesa y puso una canción que me encantaba.

Apenas somos dos desconocidos
Con ganas de besarse
Con ganas de que pase lo que pase
Apenas somos dos desconocidos
Con miedo a enamorarse
Con miedo de que pase lo que pase —

Linda cantó esa parte de la canción mientras rodeaba la mesa y se sentaba al lado de mi.

vamo' a pasar un buen rato
Y si quieres después nos enamoramos
Vamo' a pasar un buen rato
Paso a paso que la cagamo'.

Le seguí la siguiente parte de la canción para después, atraerla a mi y besarla como desde hace mucho tiempo quería.

— Me asusta lo feliz que me haces, pero también me gusta — afirmó, reí

— Me pasa lo mismo, pero vamos a pasar un buen rato y su quieres después nos enamoramos — propuse siguiendo el rollo de la canción que estaba de fondo

Ella asintió dejando otro beso sobre mis labios, aquí es donde me sentía feliz realmente.

Tal vez ella es la mujer de mi vida aunque seamos dos simples desconocidos.



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𝑰 𝒏 𝒇 𝒊 𝒆 𝒍 ╔ 𝑲 𝑪 ╗Where stories live. Discover now