Capítulo 048

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La invitación.

Freen's pov.

Un dolor punzante en mi cabeza me hizo abrir los ojos. Los párpados también los sentía pesados; todo era por el cúmulo negativo del cuál me había desecho ayer.
Tardé en encontrar la forma en como estaba acostada, más bien sobre qué.

— Despertaste mi hermosa princesa — su dulce voz me hizo levantar la cabeza entendiendo que estaba recargada sobre sus muslos — ¿Qué tal dormiste?

— Me duele — me quejé tomándome la  frente y ejerciendo presión — mucho.

Se inclinó dejándome un beso en la punta de mi nariz — La pastilla puede ser muy fuerte para tu estómago que aún no prueba bocado; tomemos un baño y después te doy ambas cosas — me habló cómo a una niña pequeña y me derretí.

Me tuvo paciencia en mis movimientos cortos y lentos que daba, cada paso era un pinchazo en mi cráneo. En la bañera me dió un masaje cuando me lavó el cabello, realmente me estaba tratando con una sutilidad como se trataría a una muñeca de porcelana.

— ¿Qué haremos hoy? — pregunté con curiosidad.

— ¿Te sientes bien para hacer algo?

— Es solo un dolor de cabeza, si vine hasta aquí era para disfrutarte.

— Ayer no visitamos la tienda de arte y.. — en ese momento recordó algo porque se puso de pie rápidamente buscando en un cajón — aquí están.

Regresó a mi poniéndose de rodillas entre mis piernas con la bolsa negra en sus manos.

— Esto es tuyo. No es la envoltura más bonita.. — sonrió viendo como ágilmente buscaba en el interior mi obsequio.

— Son mis pinceles — interrumpí al ver el paquete nuevo que me compró.

— Y hay más.

Exploré por segunda vez encontrando otras herramientas. Mi corazón latía de emoción al reafirmar que me tenía tan presente en su mente y que me había prestado atención cuando le mencioné que mis cosas ya estaban desgastandose.

— Cuando vivamos juntas te compraré más cosas y tendrás tu propio taller — la sujeté de la cintura para alcanzar sus labios y la besé con cariño explotando por dentro de gratitud.

Parecía una niña con juguetes nuevos, me encantaba abrir los paquetes e imaginar que haría con mis óleos cuando volviéramos a Tailandia.

— ¿Puedo tomar algo de tu ropa? — aún no habíamos establecido un plan, pero quería salir con ella aunque fuera al parque de enfrente.

— Sabes que mi ropa es tuya — se sentó a mis espaldas en la cama mientras yo rebuscaba en las prendas alguna que me gustara.

— ¿Dónde los compraste? — encontré un par de trajes de baño nuevos entre el tumulto que me parecieron atractivos. Uno era rojo, de una sola pieza y con aberturas en la parte del abdomen. El otro se componía de dos y era negro.

Ah, hace unos días los miré en el aparador de una tienda y me gustaron. Quería estrenarlos cuando regresara... contigo — su voz sonó más rasposa y sin dudarlo dos veces los tomé entre mis manos para aventarlos a su lado.

— ¿El hotel tiene piscina?

Una sonrisa juguetona se asomó por sus labios — El tuyo es el de color negro — eso debía ser un "sí".

Yo fuí la primera en cambiarme, Becky dijo que nos veríamos al mismo tiempo así qué, hicimos de todo para no vernos hasta que ella saliera del baño.

Breaking ConditionsWhere stories live. Discover now