Primer día de clases.

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Hace un año y meses...

Tigresa bajaba del auto junto a Víbora, el padre de esta última había querido llevarlas a su primer día de clases de su segundo año de secundaria, quedaba tan poco para que dejara la escuela que se había puesto algo melancólico desde hacía unos días, después de todo Víbora era la menor de sus tres hijas. A pesar de ser un hombre militar con el rango de coronel temido por todos sus subordinados por tu terrible temperamento sus hijas siempre sacaban su lado más blando de él.

- Que tengan un buen primer día chicas. – Les deseo el coronel. Era un hombre de mediana edad, de estatura media, con una espalda fuerte, tenía una calva que escondía con su sombrero dejando que solo su escaso pelo cano a la vista y un gran bigote a juego. – Y aléjense de los chicos.

- Si, papá. – Respondió divertida su hija. – Nos vemos. – Se despidió le dio un beso en la mejilla y bajo del vehículo.

-Gracias por traerme, coronel. Adiós. – Se despidió con la formalidad que caracterizaba a tigresa.

Al hombre siempre le pareció extraño que su hija tan espontánea y risueña fuera tan amiga de una chica tan seca y formal como Tigresa. De hecho, hasta le aprecia anormal la personalidad de la adolescente, tenía dieciséis años y parecía una mujer de cuarenta amargada, bueno posiblemente eso se debía a la estricta educación de Shifu, ese hombre pequeño y anciano era inflexible en toda la generalidad de la palabra.

- Nuevo año, nuevas aventuras. – Dijo feliz Víbora mientras se acercaba a la entrada de su secundaria. – Y nuevos chicos. – Agrego al ver un grupo nuevo de chicos hablando a no mucha distancia y les regalo una pequeña sonrisa.

- Pensé que querías salir con Grulla. – Dijo Tigresa dándoles una mirada fría a los chicos que estaban a punto de dirigirse a ellas.

- No mentiré: me gusta, pero es algo lento, no sé si podre esperarlo por siempre. Llevamos casi tres meses con las miradas sostenidas y los roses accidentales y el no avanza.

- ¿Y porque no avanzas tu entonces? – Pregunto Tigresa sin entender.

- Porque soy una dama, a mí me deben conquistar, no al revés. – Contesto su amiga mientras hacía gestos con las manos.

Ambas escucharon unas risas no muy lejos de ella. Eran dos chicos uno bajo, rubio y de piel bronceada y el otro de estatura media, con pelo negro y rasgos afilados, eran sus amigos Mono y Mantis respectivamente.

- ¿Qué es tan gracioso? - Pregunto Víbora al llegar junto a ellos.

- Hice un nuevo chiste. – Respondió muy feliz Mono. – Mira entran dos tipos a un bar y...

- Pasamos. – Lo corto Tigresa. – ¿Esos son sus uniformes? – Pregunto muy seria al ver las camisas abiertas de ambos, la ausencia de corbatas, pantalones con corte de moda y zapatos de colores bastante llamativos.

- Obvio. Nos dan mucho estilo y con ellos vamos a atraer a muchas chicas de primero. – Respondió Mantis poniendo cara de galán a unas chicas que pasaban cerca, pero solo al verlos se rieron por lo bajo y apuraron el paso.

- Déjalas, ellas no están listas para la onda de nosotros, los M y M. – Respondió Mono haciendo una pose de hip-hop.

- ¿M y M? – Pregunto confundida Víbora. - ¡Cómo el dulce! ¿Recuerdas que había uno alto y tonto; y otro chaparro y redondo? Pues ellos son igual. - Recordó estallando en risa y Tigresa la acompaño con una gran sonrisa.

- Vayan a cambiarse, antes de que algún profesor los vea. – Sugirió Tigresa.

- Tranquila, nos ocultaremos entre las sombras y... - Comenzó Mono cuando sintió una mano caer en su hombro.

High School PeaceWhere stories live. Discover now