Caitlin consigue el trabajo de su vida, trabajando como científica de datos para un equipo de Fórmula Uno -El escape perfecto para una chica que viene de una mala roptura-. Pero en su nuevo entorno, Caitlin pronto comienza a preguntarse si este es r...
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No pasó mucho tiempo para que Caitlin se acostumbrara a los constantes viajes entre países, aunque le costaba adaptarse a los diferentes usos horarios.
Tenía una agenda increíblemente ocupada: los lunes solían ser días de viaje, las tardes de los lunes y los martes generalmente se asignaban para que Pierre y Caitlin realizaran análisis y alimentaran los conocimientos obtenidos de la carrera anterior al modelo para la próxima. Por lo general, el equipo tenía los miércoles libres, y a partir del jueves se dedicaban como equipo completo a prepararse para el próximo fin de semana.
En ocasiones extraordinarias, cuando había más de una semana entre carreras, algunos miembros del equipo regresaban a casa durante unos días, pero Caitlin prefería utilizar esos días adicionales para explorar la zona.
El tiempo comenzó a pasar rápidamente para Caitlin, y antes de darse cuenta, ya estaba a mitad del fin de semana de la cuarta carrera.
Una vez más, los autos de Mercedes habían sido extremadamente dominantes en China la semana anterior, pero después de una sólida clasificación en Baréin, Sebastian había arrancado segundo en la parrilla junto a Hamilton, con Rosberg y Raikkonen clasificando detrás de ellos.
Después de la clasificación, Caitlin caminó por el paddock en dirección a la cabina de Ferrari, donde sabía que Pierre, Simone y Dave la estarían esperando.
Abrió la puerta y entró en el salón de Ferrari. Sentada en uno de los taburetes frente a la barra estaba Nicole Kidman. Caitlin empezaba a sentirse como en casa en el garaje de Ferrari, pero la presencia de celebridades de la lista A de Hollywood todavía era suficiente para hacerla querer chillar emocionada.
Cruzando miradas con Mattia, en su lugar optó por una pequeña sonrisa y un educado asentimiento con la cabeza antes de continuar hacia la oficina de los analistas.
Al otro lado de la habitación vio a Britta sentada sola en una mesa, hablando frenéticamente en alemán por teléfono mientras escribía un correo electrónico al mismo tiempo.
Caitlin miró a su alrededor con entusiasmo: si Britta estaba allí, eso significaba que Seb estaba cerca. Pero no podía verlo en ninguna parte.
Y entonces escuchó su voz.
Una puerta al fondo de la habitación se abrió y tanto Seb como Kimi salieron.
Caitlin se tomó un momento para admirar la imagen de Seb. Ya se había cambiado de su equipo de carreras y llevaba zapatillas, unos vaqueros negros desgastados y una camiseta polo de Ferrari. Los dos pilotos estaban hablando animadamente, evidentemente discutiendo la sesión de clasificación que acababan de terminar.
"¡Ahí estás!" dijo Kimi al notarla. "Dave te está buscando."
