Caitlin consigue el trabajo de su vida, trabajando como científica de datos para un equipo de Fórmula Uno -El escape perfecto para una chica que viene de una mala roptura-. Pero en su nuevo entorno, Caitlin pronto comienza a preguntarse si este es r...
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Charlotte bajó de su vuelo de British Airways y caminó pesadamente por las secciones laboriosas del aeropuerto de Budapest; el viaje desde el hospital del Reino Unido había sido largo. Finalmente, llegó al vestíbulo de llegadas y colocó su maleta junto a sus tobillos, mirando a su alrededor con expectación.
A Charlotte no le llevó mucho tiempo ver a la persona que buscaba. En un torbellino de conmoción y el sonido siempre reconocible de los tacones resonando en el suelo de baldosas, Caitlin irrumpió en la gran y espaciosa sala desde la calle exterior.
"Perdona por el retraso", dijo Caitlin sin aliento, deteniéndose junto a Charlotte. "Seb y yo estábamos..."
"No quiero saber qué estaban haciendo ustedes dos", se rió Charlotte, golpeando a Caitlin en el pecho con el dedo.
Caitlin agitó la mano, desestimando el comentario de Charlotte, y la miró con ojos grandes. "Bueno... ¿y ahora?"
Charlotte se detuvo, sonriendo. "¡Todo está bien!" Sacó una foto cuadrada en blanco y negro de su bolsillo y se la pasó a Caitlin.
Caitlin la tomó con entusiasmo, entrecerrando los ojos mientras trataba de distinguirla. "¿Se supone que debo poder decir qué es esto?"
"¡Es mi bebé!"
"Parece una nuez."
"... ¡Genial!"
Ambas rieron.
"Vamos, vámonos. Tengo un coche afuera". Caitlin ayudó a Charlotte con sus bolsas y las dos chicas salieron hacia la zona de recogida.
Charlotte se sentó en el asiento del pasajero mientras Caitlin las conducía al centro de la ciudad hasta el hotel donde se hospedarían. Miraba por la ventana, fingiendo estar atenta a su entorno, pero algo quemaba en el fondo de su mente, royendo su conciencia, y necesitaba sacárselo de encima.
"Cait,"
"¿Mmm?"
"Te voy a contar una historia, y necesito que te comportes, ¿vale? Solo necesitas callarte y escucharme sin interrumpir y sin juzgarme".
"Eh, sí... sí, claro. Nunca te juzgaría. Todavía nos quedan unos 25 minutos hasta llegar al centro, así que adelante".
"De acuerdo, se trata del bebé... Supongo que debería empezar mi historia en el día del Torneo de Justas de Fideos..."
"¿En Baréin?"
"¡Dijiste que no interrumpirías!"
"Lo siento, lo siento. Continúa".
"Sí, el día del Torneo de Justas de Fideos en Baréin. Jon estaba siendo muy coqueto conmigo ese día".
