Pretty Ꞝ Sahyo

trece¡!

Cansada de estar esperando junto a Chaeryeong, Nayeon decidió ir a buscar a las dos chicas que supuestamente ya debían de estar con ellas desde hace un rato, por cierto, Momo aún no volvía con el famoso listón tampoco.
                   
Sin embargo, un percance había sucedido entre Park y Minatozaki hacía minutos atrás. Ambas chicas habían ingresado a los baños del lugar y por suerte no había nadie ahí, tenían que cambiarse el uniforme escolar, así que, tal y como Momo les había indicado, llevaron ligeras ropas de manga larga y una que otra sudadera, como si estuvieran en diciembre, viviendo el día de la supuesta declaración.
                    
—Nunca creí que ésto del noviazgo falso tuviera tantas complicaciones— Sana escuchó la voz de Jihyo, quién estaba en el cubículo de al lado, seguramente cambiando sus pantalones de vestir por unos de mezclilla, justo como ella estaba haciendo ahora.
                     
—Creo que estamos haciéndolo bien, ya sabes, mientras sea creíble mejor ¿No?— contestó, alcanzando a oír un sonidito de afirmación.
                     
Después de eso, el silencio se manifestó en el cuarto, solo se podía escuchar el ruido de las telas siendo extendidas o dobladas y asimismo Sana terminó de cambiarse de ropa completamente, estaba atando las agujetas de su tenis hasta que escuchó a la pelinegra.
                     
—¡Sattang! ¿Estás ahí?
                    
—Sí, ¿Por?— su respuesta fue respondida cuando vió que, difícilmente, Jihyo salía del cubículo con un suéter cubriendo su cabeza completamente y los brazos levantados firmemente.
                  
—Estaba poniéndome el suéter, pero creo que tenía un hilo suelto, se enredó en el piercing de mi oreja y con mis manos alzadas no puedo quitar el hilo— a pesar de que Sana no podía ver el rostro de la chica, debido al suéter, imaginó que en ese instante estaba haciendo un lindo y diminuto puchero.
                     
Sana se acercó a Jihyo y cuidadosamente tomó los bordes del suéter para tratar de bajarlo, sin embargo, algo se lo impidió, escuchó a Jihyo quejarse.
                     
—¡¿Por qué tardan tan…?!— Nayeon encontró a Sattang tomando los bordes del suéter de Jihyo y de inmediato interpretó lo más lógico. —Me voy— y justo como dijo, se fué de ahí, sorprendida por el atrevimiento de Sana y su iniciativa de avanzar las cosas, sonrió, vaya ¡Qué orgullo! Significaba que su plan estaba funcionando.