Capítulo 1

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Esto es una historia de ficción inspirada en hechos reales

EL DE LA CULPA

    Subió con paso lento y cauteloso las escaleras del deteriorado edificio, sintiendo el latir frenético de su corazón resonando en su pecho. Cada peldaño que ascendía parecía pesar una tonelada, como si el peso de sus acciones se hubiera materializado en forma física. La pesadez en el ambiente era palpable, impregnando cada rincón con un aura de desesperación y arrepentimiento.

Las sombras danzaban a su alrededor, proyectándose en las paredes desconchadas, creando un escenario sombrío y opresivo. La luz tenue que se filtraba por los sucios ventanales apenas iluminaba su camino, sumergiendo el lugar en una penumbra inquietante. Cada crujido de madera vieja resonaba en el silencio, como si el edificio mismo estuviera susurrando su culpa.

Sus manos, temblorosas, se aferraban a la barandilla de hierro oxidado para mantener el equilibrio, mientras su mirada inquieta recorría cada rincón. La tensión se acumulaba en su cuerpo, haciendo que su espalda se encorvara ligeramente. Las gotas de sudor perlaban su frente, reflejo del agobio y la angustia que lo consumían.

Sin embargo, en medio de su pesar, algo más profundo se agitaba en su interior. Un remolino de emociones encontradas que luchaban por dominar su pensamiento. El temor a ser descubierto y la culpa se entrelazaban con una determinación feroz, una necesidad urgente de enmendar lo que había salido terriblemente mal.

Cada paso ascendente lo acercaba más a su destino, a un encuentro inevitable con las consecuencias de sus acciones. El aire enrarecido parecía pesar sobre sus hombros, como si el universo mismo se hubiera detenido para observar el desenlace de esta tragedia personal.

A medida que alcanzaba el último peldaño, su rostro se veía demacrado por el peso de la incertidumbre y el arrepentimiento. Sus ojos, cansados pero llenos de determinación, reflejaban el tormento interno que lo había llevado hasta este punto. Era un hombre perdido en un laberinto de su propia creación, enfrentándose a las consecuencias ineludibles de sus acciones.

Los muros desgastados y sucios del antiguo edificio parecían observarlo con acusación silenciosa. No había escapatoria, solo el eco de un pasado que ahora lo perseguía.

Envuelto en una maraña de engaños y secretos, se sentía atrapado, presa de una culpa voraz que amenazaba con devorarlo. Con paso vacilante, ascendió las escaleras del imponente edificio, cada escalón parecía pesarle más que el anterior. Al llegar a la azotea, el viento embravecido golpeó su rostro con saña, azotando sus mejillas y revolviendo su cabello en una danza caótica.

Miró hacia abajo, y en el abismo de aquel precipicio, sintió un vacío gélido en su estómago. La altura se le antojaba vertiginosa, pero no era el temor a la caída lo que lo atenazaba en ese momento. Sus pies temblorosos se deslizaron lentamente hacia el borde, mientras lágrimas rebeldes empañaban su visión.

La azotea, envuelta en sombras y silencio, ofrecía una vista panorámica de la ciudad que se extendía ante él. Las luces tenues de las calles dibujaban un mosaico brillante en la oscuridad de la noche. La soledad del lugar se mezclaba con el ulular del viento, creando una melodía melancólica que acariciaba sus oídos.

Sus manos sudorosas se aferraron al barandal, sus dedos blancos apretándolo con fuerza mientras su cuerpo temblaba en un baile incierto entre el miedo y la desesperación. El mundo parecía suspendido en un momento eterno, como si el destino mismo aguardara impaciente una decisión.

En lo más profundo de su ser, anidaban las dudas y los remordimientos. ¿Cómo había llegado hasta aquel punto? ¿En qué momento se había desviado del camino correcto? El peso de su conciencia se entrelazaba con el viento, haciéndolo tambalear en el abismo emocional que lo envolvía.

MacheraWhere stories live. Discover now