10. Noche de pánico

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—Repasemos lo que tienes que hacer—Suspire con cansancio al volverla a escuchar repitiendo esa frase.

—Ángel—Agarré sus manos las cuáles estaban maquillandome y las tomé entre las mías—Voy a estar bien, tranquila—Ahora fue su turno de suspirar. Tomó un mechon de mi pelo y lo paso tras mi oreja.

—¿Me lo prometes?—Ver el miedo en sus ojos mientras me miraba con cariño achico mi corazón.

—Te lo prometo—Le jure abrazándola. Sus brazos me apretaron fuerte antes de pararse de su asiento haciendo que me levante con ella.

—Ven, mira lo hermosa que te ves—Me posicionó frente al espejo para que me mirara.

Sonreí. Si que estaba hermosa.

Llevaba puesto un vestido totalmente negro que se sostenía a mis hombros por unas finas tiras. Su escote iba en forma de V dejando bastante expuesto mis pechos, a partir de mi cintura el vestido se abría en corte princesa hasta llegar al piso. Tenía un tajo que comenzaba más arriba de mi rodilla derecha, pero no dejaba ver la correa que tenía en mi muslo para sostener mi arma. La cual debía devolverme Diablo.

Lo único que faltaba era la peluca negra, y las lentillas negras, aunque se veía mejor con mi pelo rojo, que ahora estaba atado en un moño.

El maquillaje me hacía ver un poco diferente, cuando me pusiera lo que faltaba, efectivamente nadie podría reconocerme.

Salimos de mi cuarto para dirigirnos a la sala de reuniones. Mis tacos negros resonaban en toda la escalera cuando las bajaba.

Ángel abrió las puertas de la sala para mí. Todo el lugar se quedó en silencio cuando entre, todos los ojos de los que se encontraban ahí estaban mirándome. Incluídos los de Diablo.

Me acerque lentamente a él mirándolo, vestía una camisa negra. Como siempre, estaba de pie en el medio de la enorme mesa, sus dos manos apoyadas en ella haciendo que sus brazos se vean mas fuertes. Su mirada me repasaba de arriba abajo cuando lo único que nos dividía era la madera. Le sonreí de lado.

Él carraspeo enderezandose y desviando la mirada de mí. Quise reírme al ver que todos estaban prestandole atención al pequeño espectáculo.

—Bien, repasemos—Ahora los ojos estaban en Diablo, totalmente atentos a lo que fuera a decir—El objetivo principal va a hacer proteger a Dalia, ya que ella tiene como objetivo a Vidam. El casino donde se encuentra va a estar vigilado por dentro y fuera, yo me voy a encargar del comando. Cristian va a estar cerca con sus computadoras para que una vez que el hackeo esté listo nos vayamos rápido—Cristian, el chico de informática, asintió—Todos los demás estan en vigilancia o encubiertos conmigo, ¿Quedó claro?.

Y con un último asentimiento de todos en la sala, nos encaminamos al casino donde engañaría al temido Vidam, sabiendo que no iba a ser tan fácil como decir el plan.

~•~•~

Bajé del auto viendo todo a mi alrededor. Estábamos abajo del casino, en el estacionamiento, habíamos tenido que esperar para entrar. Esperar hasta que todos nos digan que estaban en posición.

Cristian tenía toda la tecnología posible del casino, hasta sus cámaras. Lerentia había encontrado algún tipo de forma para hacerse pasar por camarera, probablemente lo había logrado con violencia. Todos los encubiertos estaban en sus puestos, Ethan y Alec se encontraban dentro vigilando todo, Olivia estaba disfrazada de niña rica, toda nuestra gente estaba en todos lados. Era impresionante. Todos estábamos comunicados mediante pequeños auriculares.

—Úsala solo en caso de suma urgencia—Metió su mano en el tajo de mi vestido para poner mi arma en la correa. Rozando toda su piel con la de mi muslo.

La Debilidad Del DiabloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora