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Narra Violet:
— ¿Entonces Eddie ya no sabe quién soy? ¿Eddie no me recuerda? — Le pregunto a Beth, veo cómo asiente con la cabeza, entonces fue en ese preciso momento donde una parte de mi mundo se apagó.
Los meses pasaron, Eddie volvió a casa, los doctores dijeron que no era bueno hablarle acerca de las cosas que olvidó. Claramente yo fui una de ellas, ¿Cómo podría culparlo? a veces creo que incluso es mejor así, desde que todo se fue a la mierda, no he dejado de sentirme culpable por dejar que Eddie me vea como su mundo entero.
Eddie olvidó muchas cosas acerca de cómo tocar incluso su guitarra, Evan es de las pocas personas que quedaron en su mente.
Entré a la universidad, todos me lo recomendaron, no podría quedarme en Hawkins yendo a visitar a Eddie y que él sólo me observe como una loca que está siempre pendiente de él, sé que ya no es lo mismo, sus ojos reflejan que no es el mismo Eddie que hizo que mis noches fueran mejores. La ciudad donde vivo ahora no queda demasiado lejos del pueblo, y puedo visitarlo cada fin de semana, la verdad es que no tengo más motivos para quedarme, pero voy a ver a Beth, a Mustaine, que se lo devolví a Eddie, con la esperanza de que aquello pudiera darle alguna pincelada de lo que fuimos, pero no hay una mejora. Vivo en un apartamento, con Milo, hice buenas amigas, y cada cuanto organizamos días de chicas con Ellie, quien se transformó en mi mejor amiga, ella sigue con Evan y el amor para ellos va de maravilla. También hice amigas de la carrera, con las cuales tengo largas noches de estudio, y siempre hay un momento de la noche en que me acuerdo de él, a veces lloro. Conocí a Ollie, una chica que escucha metal, tiene prohibido entrar con alguna playera de Iron Maiden a casa.
Es jueves, estudiamos para un examen que tenemos al otro día, entonces llegamos al descanso, y eso significa tomar un café, charlar un momento y seguir el ritmo de estudio.
— ¿Vas a Hawkins este fin de semana? —Pregunta Sam, otra de mis amigas.
— Sí, debo ir, el fin de semana pasado no pude—bebo del tazón.
— Perdón que me meta, pero creo que te torturas de esa manera. Ese chico del que tanto hablas, ya no es el mismo, creo que está bien si lo amas, pero él es otro...
— Es sólo que no puedo creer cómo es que justo yo me fui en ese cesto de recuerdos que ha desechado, no se me hace justo. Era nuestro momento de estar juntos, él me ayudó, me hizo sentir que realmente vale la pena estar acá...creo que jamás podrían entenderme, porque no les he contado todo lo que viví desde la muerte de mis padres. Eddie fue lo único bueno, en días donde todo fue una mierda— mis amigas me observan, saben que no estoy bien, saben que me la paso hablando de él y que vivo con la esperanza de que un día las cosas vuelvan a ser lo que fueron.
Se supone que esa noche del baile, sería nuestra noche, él debía llegar a casa y dormiríamos juntos, abrazados, planeando ilusamente un futuro de novela, como dos adolescentes tontos y enamorados.
