Ajedrez

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Ajedrez.

Capítulo único.

Félix Agreste era inteligente, un gran estratega cuando podía y eso se demostraba cuando era Chat Noir no importando los malos chistes de gatos. Pero también se demostraba cuando jugaba ajedrez, era excelente y estaba justo en el campeonato intercolegial de ajedrez demostrando que no por nada era un genio en el juego.

-Jaque Mate.- derroto al chico de grandes gafas que bajó la cabezza derrotado y le tendió la mano, gesto que fríamente acepto el Agreste. Después de eso va a esperar a una esquina para que le pasen con el siguiente chico.

-Me muero de aburrimiento.- dijo Plagg escondido en ese espacio.- ¿No pudiste elegir algo más divertido? Video juegos, deporte, cocina.

-Debiste entonces quedarte en el casillero o en casa. No deberías quejarte, estás con tu apestoso queso.

-¿Estás de malas? No me digas que estas decepcionado porque tu acosadora no ha aparecido.

-Solo abres la boca para decir tonterías, ¿no es así?.- pero no pudo evitar mirar de forma disimulada hacia el poco público que había. Bridgette Dupain-Cheng no estaba allí.

-Bueno, aunque tú fuiste quien le dijo que no viniera.

-Y me alegro que al fin me hiciera caso.

-Eres un amargado.- Félix frunció el ceño, estaba bien que Bridgette no hubiese ido, era molesta, ella siempre le daba ánimos o se ponía a gritar en sus torneos de esgrima, en sus recitales de piano ella lo miraba embelesada, pero siempre después de cada evento ella le daba o unas galletas, un croissant especial como el que vendían en la cafetería de sus tíos, entre otras cosas para comer, todas deliciosas… no, no, ¿qué pensaba? ¿Extrañaba que ella no estuviese allí? Que ridículo, ¿por qué quería que alguien fuese a sus eventos? Así como todos los… ¿demas? De repente su estómago suena y recuerda que apenas desayuno esa mañana.- ¿Tienes hambre?- la mirada que Plagg le dedicó era una clara burla, era como si ese gato enano y adicto al queso supiera en ese momento lo que había pensado.

-¡Hmph!

-Félix Agreste, te toca el siguiente.- anunciaron. Félix asintió y se levantó de su lugar, miró a su competidor, un chico de lo más normal, se tomaron las manos y ambos se sentaron, podía verse que había una chica que animaba al chico y dos adultos, tal vez sus padres, Félix solo ignoró como éste les saludaba de vuelta.

-Lo siento, mi novia y a mis padres me dan ánimos.

-Felicidades…- dijo de la forma más seca posible.

-Qué triste es estar solo, ¿no?- Félix le miró y frunció el ceño al ver esa sonrisa burlona en sus labios, apretó un poco los puños y pronto comenzaron a jugar, el chico era bueno pero igual le parecían molestos sus comentarios.- ¿No tienes a nadie contigo? Lo mejor es tener gente dándote ánimos y apoyándote. Yo así no me siento solo.

-¿Podrías callarte? Estamos jugando.

-No es contra las reglas hablar.- Félix mueve una pieza y ve como el chico se acerca peligrosamente a su rey.- ¿Para qué estás aquí si nadie viene a verte? Es patético.- Félix quiso levantarse y golpearle en la cara, porque sabía que tenía razón en algo. Su madre era la única que iba a todos sus eventos y su padre cuando podía, pero ahora, su padre siempre estaba ocupado, no tenía a nadie, y sería patético si le pedía a Natalie o al Gorila que le fuesen a ver. Mordió ligeramente su labio inferior, ¿cómo se veía ahora? Solo, triste, enojado. Iba a mover su torre cuando se detiene abruptamente casi pateando la mesa al escuchar esa voz.

Felixxbridgette ONE SHOTWhere stories live. Discover now