CAPITULO 1 - CULTIVANDO CON MERIDIANOS LISIADOS

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                                                                          JEYSERPADILLA

                                                                          JEYSERPADILLA

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Dentro de la Provincia de los Nueve Cielos, muy por encima de los cielos, existen nueve galaxias de ríos astrales. Cada uno de estos ríos astrales se compone de la combinación de incontables constelaciones entretejidas entre sí. Estas nueve galaxias también pueden ser conocidas colectivamente como las Nueve Capas Celestiales. Los seres humanos de este mundo orientado al cultivo abogan por la importancia de la meditación como un método para sentir el Yuan Qi de los Cielos y la Tierra. Desde una edad temprana, practicaban técnicas de respiración, para entrenar el Qi espiritual en sus cuerpos e incrementar su vitalidad, cultivarían sus técnicas marciales para llegar a ser eventualmente en un Cultivador Marcial. Aquellos con sentidos extremadamente fuertes podrían, a través de la mediación, sentir las existencias de los nueve ríos astrales. Absorbiendo la energía proyectada por la infinita gama de estrellas, y después formando un vínculo innato con cualquiera de las constelaciones, condensar un Alma Astral, y convertirse en un reverenciado Cultivador Marcial Estelar. Pero había seres humanos aún más fuertes, quienes después de convertirse en un Cultivador Marcial Estelar, continuaron entrenando y condensando el Qi Astral absorbido de las constelaciones, fortaleciendo incesantemente la tenacidad de sus cuerpos, y escapado del reino de un Cultivador Marcial Estelar. Forzadamente abrieron la puerta astral dentro de sus cuerpos, permitiéndoles ser capaces de vincularse con aún más constelaciones, y ser capaces de condensar más tipos de diferentes Almas Astrales.

La leyenda dice que los cultivadores más fuertes de la Provincia de los Nueve Cielos eran seres que podían abrir una puerta astral cada vez que avanzaban hacia un nuevo reino. Su talento en el cultivo era tal que incluso podían establecer vínculos innatos con constelaciones que existían en una capa más alta que las Nueve Capas Celestiales, transformándose finalmente en las fuerzas desafiantes y destructoras del cielo conocidas como los Dioses de la Guerra dentro de las Nueve Capas Celestiales.

País Chu, Ciudad Aucayacu, clan Tarazona. La frente de Alexandra Tarazona se llenó de sudor, casi como si estuviera sufriendo intensamente, mientras apretaba los dientes y seguía perseverando. Bajo la cortina de la oscuridad, el resplandor de las ilimitadas estrellas situadas sobre los cielos parecía reunirse incesantemente y brillar sobre el cuerpo de Alexandra, contrastando contra su suave y hermosa figura, y combinado con su túnica translúcida empapada de sudor, uno Podía ver su abdomen blanco como jade siendo revelado. Sin embargo, en este momento, Huesito no tenía ninguna inclinación ni motivación para admirar ese bello paisaje.

«Templa tu corazón, el dolor es sólo un pensamiento pasajero. Relájate, imagínate que ahora serás llenada de belleza y vitalidad mientras subes entre las nueve galaxias de los ríos astrales, admirando la belleza de las innumerables estrellas, perdida en un sueño fascinante, y el dolor desaparecerá lentamente a medida que despiertes. « Su voz era suave y gentil, y derivó junto con el viento en los tímpanos de Alexandra, causando las convulsiones de su cuerpo disminuir en intensidad.

Camino a la SupremaciaWhere stories live. Discover now