BW - one shot

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Angustia

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Angustia.

Es lo que siento cada vez que Bruce sale por esa puerta. El temor que siento de que un día simplemente no regrese, es lo que más me aterra.

Algunas veces me siento hostigada entre estas paredes del sótano, tan grande y a la vez tan solitario, con esos murciélagos escondidos en la oscuridad mirando con sus ojos tan rojos como la sangre. Trato de mitigar esos pensamientos, enfocando mi mente en Bruce y su bienestar, procurando que cruce esa puerta siempre, ya sea lastimado, pero siempre.

Los ojos me pican por el sueño perdido, pasó mis dedos por ellos para tratar de apartarlo y seguir enfocada en la pantalla frente a mi. Siento el elevador abrirse y se que es Alfred a tratar de convencerme de que vaya a la cama y descanse.

– Deberías estar durmiendo. Vienes en vano – se que está detrás de mi, sentí el golpeteo del bastón  al acercarse.

Alfred dio un suspiro cansado antes de responder – Él vendrá, Señora Wayne. Siempre viene.

Suspire. En parte concuerdo con Alfred, nunca ha fallado en llegar a cierta hora de la madrugada y en eso no hay discusión. Pero lo que me mantiene despierta es en cómo pueda llegar, y si incluso pueda mantenerse de pie.

Cada vez que llega soy la responsable de curarle las heridas provocadas en sus vigilancias, unas peores que las otras. Una noche llego tan mal que tuve que subirlo sola y curarlo sin él estar consciente. Ese es mi temor, que si llega peor de lo que pienso, yo no este ahí para atraparlo.

Me volteé para finalmente ver a Alfred – Lo sé.

Alfred me lanzo una mirada de tristeza para acercarse a mi y agarrar mi brazo suavemente.

– Él sabe lo que hace, y aunque no lo diga siempre, está muy agradecido de que este ahí siempre – parpadeé tres veces sintiendo las lagrimas querer salir de mis ojos, por la angustia alojada en mi pecho y las palabras dichas por Alfred –, pero necesita descansar, Señora Wayne, hay alguien más que también merece su atención.

Caí en cuenta de lo que dijo, y es cierto.

Ya no puedo darme el lujo de quedarme aquí a esperarlo aunque la desesperación me mate, necesito descansar, pensar las cosas claras y estar con quien también me necesita.

Asentí a Alfred y nos fuimos juntos hasta el elevador. Al llegar arriba le di las buenas noches a Alfred y camine hacia nuestra habitación, abriendo la puerta lentamente y cerrándola detrás de mi. Camine arrastrando los pies hasta la cama y me tire sobre ella. Al momento en que mi cuerpo sintió el algodón suave bajo el no me había dado cuenta de cuán cansada en realidad estaba, es como si me hubiera corrido un maratón por días y este fuera el día uno de descanso.

Después de asimilar de que podría descansar, pase mi brazo por encima del pequeño bulto que estaba en el centro.

Thomas. Nuestro hijo.

Estaba profundamente dormido que no sintió cuando me acosté a su lado. Le aparte algunos mechones castaños de su frente para verlo mejor. Nuestro pequeño niño, lo que nos ha mantenido a flote en estos momentos, él es la razón por la cual volver a casa.

Unos meses después de casarnos nos enteramos de su existencia. Él era lo último que esperábamos, pero eso no quería decir que no lo amábamos. El proceso fue como cualquier otro: náuseas, mareos, antojos y malos ratos. Bruce fue atento todo el tiempo, sin dejar que me esfuerce en nada y algunas veces me irritaba por no dejarme hacer nada. Alfred me comprendía más que mi esposo en dejarme espacio siquiera para respirar, pero al final lo comprendo. No vivimos en el mejor momento, y con sus salidas nocturnas y todas las cosas que están pasando, tiene miedo.

Deje que el sueño me venciera llevándome lejos de todo lo malo por un momento.

No se cuanto tiempo transcurrió desde que me deje llevar por el sueño cuando siento leves caricias en mi mejilla, abro lentamente los ojos para enfocar mi vista al frente, a Bruce, acostado al otro lado de la cama con el brazo encima de nuestro hijo llegando sus dedos a mi rostro. Me miró con ojos cansados pero con amor, adivinando en que esta es su parte favorita cuando llega de patrullar.

– Hola – susurró para no despertar a Thomas.

– Hola – le respondí de vuelta –. ¿Cómo estuvo hoy? – empecé a acariciar la espalda de nuestro bebé, notando que su respiración se hacía mucho más profunda.

– Extrañamente pacifico – desvió su mirada al niño entre nosotros –, y lo prefiero mil veces así.

Bruce me ha sorprendido en muchos aspectos. Desde que tuvo a Thomas entre sus brazos se prometió cuidarnos incluso con su vida. Cuando lo conocí no era tan sociable, ahora incluso participa en las actividades de la guardería donde está Thomas, según él con la excusa de saber quienes cuidan de nuestro hijo todos los días, y claro que las personas a cargo no dejan pasar la oportunidad de tener no solo uno, sino dos Wayne bajo el mismo techo.

Según lo que dicen en las calles Batman a reforzado más su vigilancia en las noches, mucho más intenso que antes, y tengo la ligera sospecha de saber el porqué. Tanto como Bruce, quiero que Thomas crezca en un ambiente sano, se que no podemos aislarlo de todo lo que pase, pero mientras trataremos de cuidarlo lo más posible.

– ¿Hace cuanto llegaste?

– No mucho. Aún es tarde – puso su mano encima de la mía que estaba reposando en la espalda de Thomas.

– Me alegro que estes aquí – le sonreí sintiendo alivio.

Tu sonrisa siempre me va a gustar

Lo dijo de repente.

Lo mire un tanto sorprendida. Bruce no es de expresar con palabras sus sentimientos, más bien en demostrarlos así que, es un poco extraño escuchar algo así de su parte, así aprendí a amarlo y lo sigo haciendo.

– ¿Me acabas de coquetear? – reí en voz baja. No respondió, solo me miró en silencio.

Se inclinó hacia mí para plantar un pequeño beso en mis labios.

– Gracias por darme algo por lo que luchar.

Mire a nuestro hijo y luego a él. Mejor vida no pude haber tenido.

– Mañana nos espera un día como padres. Descansemos, papá.

– Te amo.

Me mordí el labio sintiendo la emoción a través de mi cuerpo – te amo.
























Ya si.

Aquí está el de el poderoso Bruce Wayne y fue lo que salió la verdad. Inspiración que llegan en la universidad a las 9 de la noche.

Y si pudieran votar se los agradecería mucho. Ya entiendo el sentimiento de los escritores cuando mencionan lo de los votos, en si queremos saber que estamos haciendo algo bien.

 Ya entiendo el sentimiento de los escritores cuando mencionan lo de los votos, en si queremos saber que estamos haciendo algo bien

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one shots ✓ robert pattinson Where stories live. Discover now