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—¿Qué diablos crees que estás haciendo?

Jungkook presionó fuertemente a la fémina contra la pared mientras ella aún intentaba entender lo que estaba pasando.

—Honestamente, Ara. ¿Qué estás tratando de hacer tú?

Ara empujó con fuerza, sorprendiéndose a sí misma porque logró alejarlo un poco.

Jungkook hizo un gesto con las manos, claramente estaba nervioso.

—¿Qué haces siguiéndome hasta aquí si nunca me has visto antes? — después de decir eso, el pelinegro sintió que se le abría el corazón. Jungkook se acercó aún más, a solo unos centímetros de distancia. —¿Qué quieres realmente, Jeon? — preguntó hacia el.

El azabache por un momento olvidó todo lo que iba a decir, solo vació su mente y se concentró en cada rincón del rostro de la mujer frente a él. Se miraron el uno al otro durante minutos, preguntándose qué haría cada uno a continuación. Jungkook estaba poseído por el anhelo, la quería de vuelta, quería que ese tiempo nunca terminara y que pudieran disfrutar cada segundo aunque pelearan. Jungkook ya no podía soportar mirar esos labios y no poder besarlos y morderlos, no se contendría más. Por lo que pronto los selló en un húmedo beso lleno de anhelo.

Al presionar el cuerpo de Ara contra la fría pared del baño por segunda vez, continuaron el beso. Ara clavó sus uñas en el cabello de Jungkook, tirando con agresividad. La lengua de él era hábil y no dejaba de explorar cualquier espacio de la boca de la fémina, saboreando su labial, sintiendo cada sentimiento. Mordió de su labio inferior y luego juntaron sus labios de nuevo.

Hasta que necesitaron aire y tuvieron que detenerse para conseguirlo.

Ara quería a Jungkook para él, lo quería como si nunca hubiera querido nada en este mundo... De alguna manera sabía que Jeon la quería, pero no de la forma en que tal vez lo hacía ella.

Jungkook apretó el cuello de ella con su mano derecha y la giró en un movimiento rápido hacia la pared para que le diera la espalda. Cuando ella sintió el miembro duro frotarse contra su trasero, no tardó en caer. La otra mano de Jungkook bajó hasta el final del ceñido vestido y la metió de inmediato, tocando.

Ella jadeó y sintió que sus piernas temblaban con el repentino toque. Gimió mientras se mordía con fuerza el labio inferior.

A Jungkook le gustó la forma en que los labios de Ara pronunciaban su nombre. Podía enumerar todas las cualidades de ella y las pocas, perfectas, imperfecciones que amaba. Las cosas más tontas. Ara era un combo de perfección a los ojos de Jungkook, pero Jeon era demasiado débil, era egoísta.

Después de que ella estuvo lo suficientemente lista, Jungkook se colocó entre sus piernas.

—¿Vas a hacer mucho ruido? — preguntó descaradamente al oído de ella.

Toco un poco antes de presionar su glande contra la entrada de la castaña, como pidiendo permiso.

Pronto hizo lo que tanto anhelaba. Ella gritó luego de sentirlo.

—Por mucho que me guste oírte gemir, no podemos hacer mucho ruido, ¿recuerdas?

La mano izquierda de Jungkook buscó apoyo en la esbelta cintura de ella, apretando con fuerza.

Ara gimió ante Jeon, quien pronto comenzó sus movimientos de ida y vuelta, no muy rápidos pero profundos. Ella había caído tan bajo. Algo tan vulgar y sucio como es tener sexo en el baño mientras se llevaba a cabo una fiesta abajo, pero eso ahora, no le importaba tanto. Ella sabía que lo que estaba haciendo estaba absurdamente mal.

Antes de que pudiera siquiera darse cuenta, Jungkook se retiró de su interior y la giró hacia sí mismo, levantándola en sus brazos, haciéndola rodearlo con sus piernas. Jungkook volvió a entrar en ella y la observó, tenía una mirada suplicante y los labios, ahora más rojos que nunca. Jungkook estaba jodido. No sería capaz de controlarse a sí mismo incluso si los mismos dioses se lo pidieran. Él era malvado.

Colocó su mano suavemente sobre la mejilla derecha y la miró fijamente durante unos segundos antes de apretar los labios y profundizar más y más. Con eso, sintió que su punto de placer empujó con fuerza, gimiendo de satisfacción mientras ambos se besaban. Ara sintió que ya venía, ese delicioso roce entre ambos quería sentirlo para siempre.

El cuerpo de Ara tembló y pronto sintió que estaba a punto de desmoronarse por completo.

—Quédate conmigo — pidió ella.

Jungkook solo besó su perlado cuello y luego su mejilla y labios. ¿Tan complicado era?

—Ara... — dijo luego, retirándose de su interior.

Fue como caer al peor precipicio.

¿Cómo había sido tan estúpida? ¿Cómo pudo haber caído? De nuevo.

—Ya lo entendí.

Hubo un silencio ensordecedor.

Ara quería gritar y golpear a Jungkook hasta verlo sangrar, sentía odio, pero a la vez una tristeza incomparable.

¿Por qué?

Tantas preguntas sin respuesta.

Después de establecerse adecuadamente, de con la poca dignidad acomodar su vestido, lo miró.

—Esta era tu última oportunidad. Has hecho tu elección, espero que no te arrepientas.

Cuando él iba a responder, ella lo interrumpió.

—Solo baja y ve hacia tu prometida, dile las mentiras más puras que puedas inventar... Eres tan bueno en eso que seguramente ella te creerá. Explícale por qué hueles a sexo y por qué estás tan sudoroso y nervioso.

Ella dio una sonrisa triste y luego limpió una de sus tantas lágrimas que insistían en caer.

the other woman » jjkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora