diecinueve

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despertaron con la ropa puesta, otra demostración que hasta eso era nada más que una ilustración, algo falso, como todo lo demás.

la lluvia había cesado, y se veían los charcos de agua en el suelo.

-y seguimos aquí...- murmuró juan al despertar, se veía cansado, decepcionado -parece que no va a terminar-

-cada segundo es un segundo menos, juanito-

el menor sonrió, se separó de spreen un poco, se sintió abandonado por el calor y escondió sus manos debajo de sus brazos, abrazándose a sí mismo, mientras miraba el exterior, odiando esa vista.

-sabes...en realidad me gustan mucho los apodos, pero no los usamos mucho...¿te gustan los apodos? ¿sprait, spreencito, osito?

-si yo soy osito tú eres gafotas- dijo, con una risa, el menor también rió y cubrió su rostro.

–suena horrible...-

spreen se encogió de hombros.

-en verdad, me dan lo mismo, pero puedo llamarte por un apodo si te gusta- dijo, se sentó más cómodamente en el suelo, que ya había dejado de parecer un colchón, siguiendo la acción de juan.

-no estaría mal....no son tan feos- dijo, tembló un poco, con un escalofrío -spreen, tú.... ¿no tienes algo de frío?-

spreen frunció un poco el ceño, miró sus manos, que estaban más pálidas de lo normal, y algo rosadas por el frío.

-ahora que lo dices...está todo más frío- su mirada fue al exterior, a lo lejos, notó el charco de agua, que comenzaba a congelarse, algo de hielo ya se sabía formado y avanzaba en dirección a la caja –juan..–

el menor lo miró, su ceño fruncido con algo de pena, sus dientes castañearon, el mayor notó que sus antes rosados labios ahora se veían más morados, en sus ojos vió esa paranoia que siempre se encargaba de eliminar.

-abrázame- el mayor abrió sus brazos hacia él, y juan sólo se refugió en él, enrredó sus piernas entre las de él, sus brazos pasaron debajo de los de spreen y el mayor lo cubrió sobre los hombros con sus brazos.

la mirada de juan fue hacia afuera, el charco estaba completamente congelado, y las esquinas de la caja comenzaron a congelarse.

-s-spreen... ¿qué pasa?-

-está terminando, juan -murmuró. -es lo último-

-¿nos van a dejar morir congelados?-

-despertarás en otro lado, lo prometo- dijo el mayor, sus labios estaban azules -no vas a morir, ya sabes que no puedes morir aquí-

-e-el hielo avanza muy rápido- murmuró juan, viendo todo volverse de un color blanquecino. -e-esto no es normal, spreen...-

-el hielo falso, lo están apurando para que todo termine más rápido-

-tengo miedo- murmuró el menor.

spreen cubrió sus ojos.

-imagina otro lugar- murmuró, sintió las lágrimas en sus ojos, sabiendo que esa sería la última vez que lo diría -estarás allí...yo estaré contigo allí también-

juan asintió, spreen se quedó largos segundos viendo el hielo avanzar, hasta que la mano de juan cubrió sus ojos también.

-oso...gracias.

-gracias a ti, gafotas- murmuró, apoyando la mejilla sobre la cabeza de juan, hacia tanto frío que el movimiento le dolió.

—te amo— le recordó el menor, ellos no lo veían, pero apenas eran unos pocos centímetros que quedaban para que la caja estuviera completamente congelada.

-también te amo- correspondió el mayor.

y no fue más de un segundo, que el hielo completó toda la superficie de los cristales, que todo terminó, y ambos cayeron hacia atrás, ya sin más, separándose de su abrazo.

encantador ★ spruanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora