Takemichi acude a una bruja poderosa y muy conocida por conceder los más profundos deseos, pero Takemichi en vez de pedirle poder, riquezas, joyas, títulos, etc. Él solo pide que ya no lo molesten en la escuela, la bruja sorprendida le pregunta por...
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Takemichi, estaba de camino a la escuela con buenos ánimos ya que ayer no le fue nada mal con los chicos. Pudo dormir bastante bien durante la noche, algo que le ha estado matando por el miedo de ir cada día a la escuela y, aunque quisiera no ir por unos días y fingir estar enfermo, no podía dejar de lado sus estudios y no tenía a ningún amigo o amiga para que le diera la materia.
Pero dejo de pensar en eso y siguió su camino a la escuela, ya cuando estaba a mitad de camino, el sonido de un auto estacionadose al lado de él lo hizo detenerse. Al girarse hacia el supuesto auto que en realidad era una limusina de color negro con detalles dorados, de este salió un chófer vestido con un traje negro y gorra como de un militar pero negra con un símbolo de ogro en ella.
El chófer se acercó con un suave reverencia a Takemichi y se presentó.
- Muy buenos días, joven Hanagaki. Es un honor conocerlo, verá. Mis amos me dijeron que sería buena idea llevarlo a la escuela. Así que, por favor suba - Abrió la puerta de los asientos de atrás y dentro de este estaban Nahoya y Souya, mirando con un semblante cálido al ojiazul.
- Eh... pero..
- Sube, Takemichi. No nos molesta - Aclaro Nahoya con una sonrisa juguetona y palmeando un asiento a su lado.
Takemichi no tuvo más remedio que aceptar y subirse con los nervios de punta adentro de la limusina, ya dentro de esta, los Kawata se acercaron a él y se pusieron uno al lado del teñido.
Los nervios de Takemichi estaban en su límite, sabía que si no se mantenía lo suficientemente tranquilo, daría un grito de auxilio enorme.
Nahoya se acercó a su cuello y de ahí reposo su mentón, Souya agarro una de las manos del teñido y la llevo a sus labios, le gustaba el olor tan dulce de Takemichi. La limusina arranco finalmente y el chófer emprendió camino a la escuela, Takemichi podía sentir que invadían severamente su espacio personal, pero como aún les tenía algo de miedo lo dejó pasar y se trago sus nervios.
- Oye, Takemichi - Llamo el de pelo naranja al menor, el teñido se giro a verlo en cuanto hablo - ¿No quieres salir a dar un paseo esta tarde? Te aseguro que te vas a divertir mucho.
- Nahoya tiene razón, siempre vamos a lugares divertidos después de clases - Continuo Souya sujetando aun más la mano de Takemichi.
- Bueno... no lo se, tengo que llegar a casa y dejar mís cosas ahí. Luego tengo que cenar y...
- Shh, no tienes que preocuparte. Seguramente no te van a prohibir tus padres salir después de la escuela, ¿verdad? - Las últimas palabras de Nahoya entristecieron un poco a Takemichi, pero lo disimulo antes de que lo notarán.
- Creo que no... les avisaré después... - La sonrisa en el rostro de Nahoya no podía ser más grande.
- ¡Fantástico!
- Me alegra que hayas aceptado salir con nosotros...
Después de eso todo fue silencio por un par de segundos, segundos que terminaron en cuanto la limusina se estacionó afuera de la escuela. Al ver la escuela fuera de las ventanas polarizadas, Takemichi sintió pánico al saber que estudiantes podían verlo salir de la limusina de los Kawata. El solo hecho de que todos los vieran le daba ansiedad.
