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Era una noche fría en Brooklyn.

La campana de la iglesia cerca del cementerio se hizo escuchar a los alrededores y el cielo parecía querer enterrar a la cuidad en una capa de nueve densa, era como si llorara la perdida de Spiderman, así como todos ese día.

Un morenito caminaba solo, en busca de la tumba con el nombre de "Peter Parker" en ella.

Suspiraba por el frio, pues el disfraz de Spiderman que portaba a penas y lo cubría. Suspiraba de tristeza al ver a su héroe yacer bajo una lapida y, suspiraba ante la duda de no saber como proceder con sus nuevos poderes sin un mentor.

-Perdón Señor Parker- comenzó a hablar después de guardar un minuto de silencio por el rubio Alfa fallecido. -Esa cosa que me dio, l-la lla-llave. Creo que la estropeé- confesó, sosteniendo un artefacto USB en su mano.

No muy lejos de ahí, de hecho, a solo unos pasos, una figura lo observaba en su monólogo con el difunto Spiderman. Fue aproximándose de apoco mientras Miles seguía sumido en su mundo.

-Quiero hacer lo que me pidió, le juro que quiero, pero tengo miedo- metió ambas manos en sus bolsillos, mostrando inseguridad. -No creo ser el indicado y no creo poder hacerlo sin usted-

Rápidamente, una punzada en el interior de Miles lo hizo percatarse de una sombra tras él y, cubriendo su rostro, dio la vuelta para encarar al desconocido. Sus manos chocaron y terminó por electrocutar y tumbar al hombre en la nieve.

El desconocido había soltado una especie de tela de araña que lo atrajo hacia él hasta hacerlo caer también.

-¿Pero que hice? - preguntó desconcertado. ¿Había matado a aquel vagabundo?

Pronto examina el material de la tela de araña y su sentido arácnido reconoció al castaño despeinado como uno más de los suyos.

Se acercó lo suficiente para corroborar el traje rojo y azul bajo ese saco viejo, demostrando de en efecto esta frente a otro Spiderman; pero no solo eso, en su mano derecha sostenía un lanzador y en su cuello portaba una marca sobre la glándula que quería comenzar a cicatrizarse.

Era un Omega ya reclamado, que al parecer, no le estaba yendo muy bien. De lo contrario su marca se vería más vivida y su ropa más decente.

Miles hizo una mueca al ver de nuevo su cuello. Tenía entendido que cortar lazos de esa forma era dañino y casi mortal para las parejas destinadas, no se imaginaba cuanto debe de estar sufriendo ese desconocido y jamás quisiera imaginárselo.

El moreno aun no presentaba casta, pero sea lo que fuere, solo pedía una buena alma gemela que lo amara. No quería sufrir como algunos de sus conocidos.

Ahora bien, Morales debía llevarlo al apartamento de su tío sin parecer sospechoso o dejarlo en la nieve toda la noche hasta que mostrara señales de vida y aunque la segunda opción sonara tentadora, sus sentidos le gritaban por la primera.

En fin, el trayecto a casa seria lo más difícil.


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Mientras recuperaba la conciencia, se percataba de su alrededor. Podía sentir como un par de cuerdas lo mantenían inmovilizado a una espacie de saco de boxeo y como sus pies flotaban y rozaban la superficie del suelo.

Los recuerdos de como fue noqueado llegaban de golpe hasta que abrió completamente los ojos. "Ese niño me electrocutó con sus manos", se quejaba para si mismo antes de voltear el saco y encontrarse con la figura delgada del chiquillo.

•caos in the spiderverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora