Capitulo 19

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Julio me encaminó a una habitación horrible, con un bombillo colgando como única fuente de luz y con muchas herramientas colocadas alrededor, estaba sucio y el olor era desagradable no pude evitar tapar mi nariz, logré notar que una cuerda colgaba del techo y en el piso habían gotas de sangre seca

_ ¡entra ahí insecto! -gritoneó julio empujándome hacia la habitación

_ usted es un maldito desgraciado, intenté ser bueno y ayudarlo con su auto y esto es lo que hace.

_ jajajaja - se carcajeó, _mi auto nunca estuvo dañado niño tonto, yo desconecté el cable...

_ eres una maldita escoria, -dije abalanzándome sobre él, _te juro que te...

_ Ey Ey Ey, ni se te ocurra mover un dedo mocoso, -dijo apuntándome con el arma nuevamente y haciéndome retroceder.

_ eres un cobarde -dije con furia, ¿por qué no pelea como hombre, desgraciado?

_ ¡¡¡YA BASTA!!!, -gritó pegándome el arma en el rostro, _cierra la maldita boca, sí vuelves a decir una puta palabra más, juro que haré explotar tu cabeza a balazos, así que ya cierra el hocico.

Llevé mi mano al rostro, y vi la sangre de mi ceja partida por el golpe, lo miré con ira pero no articulé palabra alguna,
Julio cerró de un portazo y se marchó.
estaba sólo en aquella sucia y hedionda habitación, cuántos crímenes o torturas habrá cometido Arnold aquí, esa era mi única pregunta debido a las gotas de sangre seca que había visualizado en el piso

Y si era de Ana, oh por Dios, no, no, no, no puede ser, sólo imaginar a mi Ana siendo torturada resultaba doloroso, se me heló el corazón de sólo pensarlo, sacudí mi cabeza y me deshice de aquellos pensamientos.

Comencé a indagar en la pequeña y hedionda habitación a ver sí encontraba algo que me sirviera, habían utensilios de carpintería, y de limpieza, también había un pequeño cajón escondido en una esquina, de inmediato llamó mi atención, lo abrí con cuidado de no hacer mucho ruido... Y al abrirlo quedé completamente perplejo al ver lo que había allí dentro

Eran fotos de Ana, mi dulce Anita, habían fotos de ella dormida, también fotos de ella vistiéndose, aparentemente Ana no se daba cuenta de ninguna de esas capturas, tenía fotos besándola mientras esta dormía, la siguiente foto hizo revolver mi estómago una liga de asco y odio surgió en mi al ver aquello, era una foto de Ana dormida en la que supuse era su habitación por el color de las sábanas y Arnold parado frente a ella apuntando con su miembro a la boca de mi Ana.

Arrugué la foto con furia, estaba ciego de ira lo único que deseaba era matar a ese cerdo asqueroso, mi respiración estaba agitada, tomé el estúpido cajón con todas esas fotos y lo tiré con fuerza al piso, una vez ahí pisotee cada una de esas asquerosas fotos y rompí cada parte de ese odioso cajón, en eso la puerta se abrió y esta vez no era sólo julio...

Ana

La escuela era aburrida y más sin Chris que siempre me hacia el día más radiante, ya sólo faltaba una hora para ir a casa, y la clase era un desastre, el maestro salió por unos "minutos " pero ya iban veinte y aún no volvía, todos estaban fuera de sus pupitres y haciendo desorden a excepción de mi que permanecía callada en mi lugar, en eso saqué mi diario y comencé a escribir...

"Aquí estoy de nuevo, hay mucho que escribir sin embargo no hay tanto tiempo para ello, sólo diré que logré huir del infierno, y que encontré una mano amiga, que tuve una experiencia hermosa con Chris y que ya no me siento con ganas de quitarme la vida, a veces me pregunto por qué ha sido tan fácil, cómo es que Arnold no ha intentado retenerme, pero luego pienso que quizás ya se aburrió de mi y eso tranquiliza mis nervios.

Por otro lado Darla ha sido como un ángel para mi, apareció justo a tiempo y le agradezco infinitamente todo lo que ha hecho, prometo que le pagaré algún día.

Cierro el diario y lo guardo en la mochila, recuesto mi cabeza del pupitre esperando que pasen los pocos minutos restantes para irme a casa, es inevitable no pensar en Chris en lo lindo que ha sido conmigo... Brinco de pronto por la vibración del celular en mi bolsillo, lo tomo de prisa, antes de que se caiga la llamada, dice número desconocido, miro con extrañeza pero igual descuelgo

_ hola? -digo intranquila, escucho la respiración de alguien del otro lado pero nadie contesta. _hola? -vuelvo a decir, esta vez un poco más angustiada.

_ hola pequeña, ¿me extrañaste? -por fin responde una voz gruesa, -mi corazón da un brinco, me quedo pasmada con los ojos como bombillos, la respiración se me acelera, no logro articular palabra, aún sin quitarme el celular de la oreja, la voz ríe burlona, comienzo a sudar, mis ojos arden por las lágrimas, era el, era Arnold no puede ser, no puede ser, cuelgo rápidamente por fin el teléfono, y lo tiro lejos de mi...

¿Cómo es posible?, ¿cómo es que consiguió mi número?, me pregunto, estoy asustada, temo volver a aquel infierno, temo por sus amenazas, temo que lastime a algún ser querido, mi corazón late fuerte... El timbre suena dando por terminado el día y todos salen de las aulas a sus casas, yo tomo mis cosas y salgo despavorida, camino rápido para alejarme de todos, esperando que nadie me pregunte qué me sucede.

Me dirijo a mi árbol favorito, allí comienzo a llorar, esta vez Chris no está para consolarme, no puede ser que todo este sucediendo de nuevo, mi celular vuelve a vibrar, dice número desconocido de nuevo y no lo tomo, mi llanto se agudiza, el celular deja de vibrar pero entonces se escucha un mensaje de voz

" ¡¡aaaaah!!, no, no, por favor!!!" -se escuchan quejidos" _siento una corriente recorrerme al escuchar aquello, _ eres un mocoso repugnante, -escucho a Arnold decir, _¡¡habla!!, dile algo o te mato aquí mismo, -dice
_ no permitiré que le haga daño, -escucho una voz más cálida,
_ ¡¿Chris?!, -digo al teléfono
_ hahahahaha, quieres dártela de héroe no? - escucho un golpe fuerte
_ ¡¡¡aaaaaaah!!! -escucho la que supuse era la voz de Chris gritar. _noooo nooo por favor déjelo, déjelo, -le grito al teléfono como loca olvidando que era sólo un mensaje de voz.

La nota termina, comienzo a llorar más fuerte, Chris, repito entre lágrimas, a eso le temía, justo a eso le temía...

Me puse de pie dispuesta a irme a casa de Darla a pedirle ayuda, pero en eso llegó un mensaje al teléfono "ven sola o lo mato" así de simple, me arrodillé sobre la grama y seguí llorando más fuerte, ahora entendía por qué Arnold no había actuado, por qué todo estaba tan tranquilo, el ya tenía lo suyo planeado, era sólo una manera distinta de torturarme.

Las lágrimas corren con fuerza, pienso en llamar a Darla, pero no quiero dañarla al igual que a Chris, no pienso con claridad, mis manos están sudadas, ¿qué se supone que deba hacer? Me cuestiono, mi celular vibra nuevamente es otro mensaje de Arnold "tic toc, tic toc, cada minuto cuenta pequeña".

No puedo dejar que le haga daño, no puedo permitirlo, con el dolor de mi alma decido ir a la casa de Arnold, tomo el bus con tristeza pero apurada en llegar recordando el último mensaje "cada minuto cuenta" se me acelera el corazón, esto es demasiado para mi.

Por fin el bus se detiene, bajo insegura y con miedo pero acelero el paso para evitar una tragedia, corro rápido los pocos metros que me quedan... Aquí estoy, barada frente a esa horrible puerta que conduce directamente al infierno, tiro fuerte de ella y entro despavorida, _¡Chris! -grito mientras me adentro por el pasillo; escucho ruidos y sigo caminando, me detengo al quedar frente a aquella habitación donde Arnold me torturó con azotes, lloro tras la puerta al escuchar los sollozos de Chris, _todo esto es tu culpa, él está ahí por ti. -pienso para mi.

Abro por fin la puerta, no puedo evitar volver a llorar, Chris está atado con las manos hacia arriba tal y como yo lo estaba, tiene el pecho desnudo y lacerado, está tendido sobre su propio peso por la poca energía que le queda

_¡¡¡Chris!!! -grito cubriendo mi boca al verlo tan lastimado

_ por fin te nos unes a la fiesta querida Anita, -dice Arnold cínico parado junto a otro hombre que jamás había visto. _lo ignoro por completo y corro hacia Chris llorando.
Lo tomo del rostro para levantárselo _ ya estoy aquí mi amor, no dejaré que te haga daño, -le digo y beso su mejilla.

_ ¡¡¡Arnold ya basta!!! ¡Me querías a mi y aquí me tienes déjalo ir! -grito enojada.

La esclavaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora