Sombra 9

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*Dic. 23 / Mañana / Camino de la cueva*


Fui a relajarme un rato al mismo camino con árboles donde hablé con Miranda la última vez.



No llovía como el día anterior pero hacia más frío. Aún seguía oliendo a tierra mojada y caían algunas gotas, además, el cielo seguía gruñendo de vez en cuando.


Estaba sentada sobre la rama de un árbol robusto y alto. Me gustaba ese lugar, era tranquilo y me sentía acompañada. Me inquietaba esa cueva pero esa sensación de que algo me llamaba era calmante. Me hacía sentir como en casa.

Quería estar sola para pensar en esos poderes. En todos estos no sabía que los tenía, a excepción de la <<inmortalidad>>. Quizá los usara en el pasado y fuera obra de Miranda, o Duque aprovechó mientras dormía para inocularme algo. No sé.


Para las Dimitrescu era algo emocionante, pero a mí me aterraba. Con ellos había matado a alguien. Fue queriendo, pero también pudo haber sido sin querer. Sentía que estaba rodeada de personas demasiado vulnerables. Apoyé mi cabeza en el tronco deseando que el árbol me abrazara y cerré los ojos sintiendo una gota más caliente que las demás caer por mi rostro.


Pasado un tiempo, escuché un sonido nuevo que se mezclaba con la lluvia débil. Se repetía y cada vez era más fuerte. En el camino había alguien corriendo hacia mí. Vi que era un hombre mayor. Casi no podía respirar y se abanicaba con un papel.


"¿Grigori?" Pregunté en voz baja.

Aún así, lo oyó y dirigió su mirada hacia arriba con cara de: WTF!!


Bajé de un salto riéndome al ver sus ojos, que eran dos lunas llenas. No le di tiempo ni para recuperar el aire, simplemente lo abracé. Pude imaginar su cara de asombro pero, aunque fuera raro e inesperado lo que hice y no tuviera sentido para él, me abrazó también.

No se lo expliqué para que lo entendiera. No era necesario. Creo que intuía que necesitaba un abrazo.

Tras sentirme mejor, nos separamos.


"Me alegro..." Hizo una pausa para respirar. "Me alegro de encontrarte. Te estaba buscando para darte esto."

Me dio ese papel.

Queridos amigos, os informo de que en la tarde del día 23 nos reuniremos en la Plaza de la Doncella como cada año. Estáis todos invitados, abrigaos bien. Os desea una feliz Navidad, Luiza Ionescu.




"¿Para qué es-?"



"Discurso." Me cortó. "Te lo iba a dar ayer pero no estabas en tu casa. Debo repartir las que me quedan. ¡Hasta luego!"


Se marchó corriendo.



"¿Este hombre no era afilador? ¿También reparte?" Lo observé mientras se alejaba corriendo. "¡Cuanto vigor! De mayor quiero ser como él.

INVIERNO DE SOMBRASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora