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A medida que la noche caía, Villalobos se encontraba tirado en la alfombra en medio de la sala, mientras Fish disfrutaba felizmente del calor reconfortante del Kotatsu que Hikary sacaba cada invierno. Violeta, sentada en el sofá, abrazaba sus piernas mientras observaba detenidamente a Villalobos jugando con su mano izquierda. A diferencia de Fish, a Villalobos parecía encantarle la sensación del frío.

Fish, acurrucada bajo el cálido Kotatsu, no pudo contener su alegría y rompió el silencio en tono juguetón.

Fish: ¿Ya les he dicho lo feliz que estoy de estar en casa en lugar de la escuela? ¡Y de disfrutar de este acogedor calor! ¡No puedo evitarlo, me encanta!

Las risas llenaron la habitación mientras Fish compartía su felicidad. Villalobos continuaba jugando con su mano, uniéndose a las risas de su hermana de una manera peculiar. Violeta sonrió al presenciar la interacción entre los hermanos, apreciando la calidez y el ambiente acogedor que los rodeaba.

En ese momento, el hogar de Villalobos se convirtió en un refugio de paz y camaradería, donde juntos disfrutaban de la comodidad y el calor del hogar, compartiendo risas y momentos especiales que fortalecían su amistad y unión.

En ese momento, Hikary se acercó a Villalobos con el teléfono en la mano, Villalobos, al ver a Hikary acercarse con una sonrisa en los labios, se levantó rápidamente para acercarse a ella, emocionado por hablar con sus hermanas. Fish, curiosa, siguió a su hermano y ambos se adentraron en el despacho de Hikary, dejando a Violeta a solas con ella.

Hikary, sentada junto a Violeta, extendió su mano como si pidiera permiso para acariciar su cabello. Violeta, observándola con cautela, se acercó lentamente y se recostó en el regazo de Hikary. Ambas compartieron un momento de tranquilidad mientras Hikary sonreía al ver que, a pesar de las dificultades que Violeta había enfrentado, aún había dulzura en su interior.

Violeta: No sé cómo expresar mi agradecimiento por todo lo que has hecho por mí. Tu apoyo y ayuda han sido más de lo que esperaba.

Hikary acarició suavemente el cabello de Violeta, transmitiéndole un gesto de cariño y comprensión.

Hikary: Estoy aquí para ti, Violeta. Me alegra haber podido ayudarte a obtener tu liberación definitiva, quiero que te sientas segura y protegida aquí, como en tu propio hogar. Si necesitas hablar o compartir algo, siempre estaré aquí para escucharte.

La calidez del gesto de Hikary y su voz tranquilizadora brindaron un alivio reconfortante a Violeta, quien comenzó a sentirse más cómoda y confiada en su presencia. 

Violeta tomó un respiro y observó sus manos mientras se volvía a sentar, lista para hablar. Hikary, preocupada, se preparó para escuchar con atención, sintiendo la seriedad en el ambiente.

Violeta: De donde yo provenía, la muerte era la única compañía que existía. Muchos de los presentes éramos elegidos como "hijos de la luna" y nos llevaban a límites inimaginables para un niño...

Hikary, sintiendo la frialdad en las palabras de Violeta y en lo que contaba, permaneció en silencio, permitiendo que Violeta continuara.

Violeta: Me ofrecí para intentar salvar a alguien... pero al final, esa persona murió frente a mis ojos. Hice lo que fue necesario y logré salir, pero...

La voz de Violeta se distorsionó por completo, volviéndose irreconocible. Sus palabras resonaron en la habitación mientras sus manos comenzaban a inquietarse, como si estuviera reviviendo lo ocurrido.

Justo en ese momento, un sollozo a lo lejos llamó su atención. Era Villalobos, que sin intención había escuchado todo el relato. Hikary y Violeta dirigieron su mirada hacia él, sorprendidas por su presencia.

Hikary: Villalobos...

Villalobos, con los ojos vidriosos por la emoción y la tristeza de lo que había escuchado, se acercó lentamente a Violeta y la abrazó sin decir una palabra.

Violeta, una vez sintió el abrazo de Villalobos, una ira en su interior comenzó a arder, como si al haber hablado de su pasado se hubiera encendido la llama de lo que realmente era. 

Jadeante, con el sabor metálico invadiendo su boca y sus ojos brillando de una forma que nadie más había visto antes, Violeta se encontraba en medio de una transformación que nadie podía comprender.

Sin darse cuenta del cambio que estaba surgiendo en Violeta, Villalobos la tomó de las manos y la sacó de la casa en dirección al patio. Hikary, al darse cuenta de lo que estaba sucediendo, suspiró, consciente de que no se había percatado del cambio que Violeta estaba experimentando. Era un cambio que podía ser peligroso, no solo para ella, sino también para Villalobos, que ahora se encontraban solos.

Mientras más se alejaban de la casa, la suave nieve bajo sus pies dejaba pequeñas huellas a su paso. Villalobos soltó a Violeta y su mirada se elevó hacia el cielo, donde la nieve comenzaba a caer lentamente. Sin embargo, no se percató de que Violeta, detrás suyo, se había vuelto irreconocible.

Los ojos de Violeta brillaban como una amatista, y de su boca jadeante se asomaban unos colmillos apenas visibles que habían lastimado sus labios, revelando un rastro leve de sangre que comenzaba a caer desde su boca. Sus manos, fijas en su mirada, parecían haber cambiado, y sus uñas se habían transformado en afiladas garras.

Una vez que Villalobos intentó girarse hacia Violeta, ella actuó por instinto y se lanzó contra él. En el impulso del ataque, Villalobos cayó hacia la suave nieve, enmudeciendo al ver la sangre que caía de la boca de Violeta. Por otro lado, Violeta se encontraba jadeante y confundida, sin entender por qué había actuado de esa manera. Mientras se encontraba sobre Villalobos, una lucha interna se desataba en su interior, una batalla entre sus instintos y su consciencia.

Villalobos permaneció inmóvil en la nieve, su expresión mezclada entre el asombro y el dolor. Sus ojos encontraron los de Violeta, aún brillantes con una fuerza sobrenatural, y un sentimiento de preocupación y compasión se reflejó en su mirada.

Villalobos: Violeta...

Violeta, luchando por recuperar el control sobre sí misma, comenzó a escuchar las palabras de Villalobos, quien se acercó a ella con temor y determinación. Con su mano firme, limpió la sangre de los labios de Violeta mientras susurraba palabras reconfortantes.

Villalobos: No importa lo que hayas hecho en tu pasado, Violeta...

Violeta, todavía en un estado de confusión y lucha interna, gruñó y realizó un movimiento ágil y veloz, como si estuviera a punto de atacar a Villalobos...

"Entre el Viento y las Memorias: Orígenes" @YumenonakadeWhere stories live. Discover now