Punto de quiebre

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Una vena furiosa apareció en la frente de Vegh.

--¿¡Que has hecho humano!?

Justo cuando la maldición estuvo a punto de matar a la chica dragón, su figura desapareció de donde estaba para luego aparecer del otro lado de la habitación, cerca del fondo de la camara donde Dix la tenía encadenada originalmente.

El hombre con visor, que estaba totalmente sano de las supuestas heridas que la maldición le infligió, solo sonrió ampliamente.

--la naturaleza de mi <maldición> no es solo enloquecer. Cuando es un número pequeño de personas, puedo hacer que vean cosas.

"Ilusiones" la rabia seguía plasmada en la mirada de Vegh mientras lo escuchaba hablar desde su posición de altura escalones arriba.

--en tu caso, desactivé la <maldición> original que lancé sobre Bell Cranel y la repetí contigo y esa chica dragona, es por eso que no pudiste matar a la <voivre> como querías.

--¿¡que ganas con esto maldito humano!?

La muerte de la voivre era su única meta, lo que necesitaba para que Bell no pudiera volver a tomar el control del cuerpo, sin embargo, Dix tenía otros planes.

--¿no es obvio? Si matas a esa voivre y mi maldición se hace innecesaria, entonces me matarás después y a todos en esta habitación, ¿no es así?

Dix movió la lanza en sus manos, señalando los cuerpos de los xenos tirados en el piso, aquellos que no fueron ilusiones y en realidad habían sido asesinados por Vegh.

El cazador fulminó con la mirada a la maldición, sus ojos llenos de disgusto.

--Este juego se mueve solo bajo mis términos. Y si bien fuiste un postre delicioso, dañarás el sabor de mi plato principal si te quedas.

Hablaba con toda confianza, como si ya no fuera una amenaza a la que considerar. Pero Dix tenía un punto.

Vegh no era Bell Cranel.

Incluso en su estado más debilitado mentalmente, Bell Cranel ya hubiera encontrado la forma de ganar con su voluntad y fuerza, el era una amenaza mucho más temible que una maldición nacida del caos de sus sentimientos.

Incluso ahora, Vegh se contenía para no perder la razón. El odio que acumulaba dentro de si mismo era suficiente como para perderse al igual que Bell en Knossos.

--tic tac, ¡el tiempo corre chico! Sin mi <maldición> sobre Bell Cranel entonces ya no tienes manera de aguantar que el venga a rescatar a esa voivre, ¿o si?

--tch, no es como si ella fuera a esca-

--¡BEEEEELLLLLLLLL!

"-par..." La expresión del pelinegro se retorció con ira más allá de los límites cuando vio el cuerpo reptiliano de Wiene arrastrarse más allá de la interminable escalera detrás de ella.

--si no te apresuras va a llegar a la superficie, parece que te quitarán a tu presa.

--¡¡¡¡Voy a matarte!!!!

Gritó con un odio palpable digno de una <maldición>.

Sin embargo, Vegh siguió a Wiene por las escaleras y se olvidó de Dix por el momento.

-heh, al final logré hacerle perder los estribos.

Con Vegh fuera, todos los presentes en la habitación que no habían sido maldecidos por Dix vieron el verdadero estado del humano, lleno de cortes y heridas casi letales. Dix sonrió, ya que de algún modo logro espantar al <irregular> de esta situación.

Danmachi - El Conejo Que Esta Buscando La FelicidadWhere stories live. Discover now