"¡Por qué no comprendes!"

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"¿Vienes a acabar conmigo amor?"

Lucien

Tal vez ella no sea la mujer que merezca. Pero estoy seguro de que si algo le pasara mataría al mundo por ella. Estoy tentado de quemarlo ahora mismo mientras veo que sus padres firman los documentos para operarla. Si con un chasquido quemara a cada mal nacido que le hizo daño no lo dudaría.

Pero mi enojo solo se apacigua cuando la veo.

El doctor se le acerca y parece comunicarle que la operación procederá, al acercarme logro escuchar que la anestesiaran en unas horas.

Dejo que el se aleja para ir hacia ella que sigue sin decir ninguna palabra y eso preocupante, sé que es callada, pero esto es muy diferente. Siento hielo recorrer mi espalda cuando levanta sus mirada fría a mí, los ojos azules cristalinos que solían verme con un emoción e inocencia no están ahí.

—Ángel –

Sin previo aviso ella me interrumpe dejándome escuchar su voz desde el incidente.

—Quiero que te vayas.

Tiene la misma mirada seria lo que me preocupa demasiado, esta no es ella.

—¿Cómo?

—Vete Lucien.

—Ángel entiendo que este molesta, pero-

—Necesito que te vayas.

Ahora veo sus ojos humedecerme mientras mantiene el enojo en su semblante. No me gusta esa mirada, definitivamente odio esa mirada. Su enojo transformado en tristeza.

Me arrodillo frente a ella tomando sus manos para llamar su atención tratar de tranquilizarla sutilmente.

—Pequeña, todo va a estar bien prometo que todo va a estar bien te recuperaras y –

—Vete — veo caer una de sus lagrimas por su mejilla —Por favor

Con el corazón palpitando dolorosamente como si quisiera detenerse suelto sus manos.

—Esta bien, si es lo que deseas.

Intento tomarle el rostro y besarle la frente, pero se aleja con mi simple toque. Trago grueso mirándola por ultima vez y así salir de su habitación y salir del hospital con solo un destino en mente. El gimnasio, necesito golpear algo socialmente aceptable y una bolsa de boxeo debe ayudar con ello.





Davina

...

Solo recuerdo que el doctor dijo contara hasta diez mientras respiraba la anestesia, lo siguiente que recuerdo es despertar adormilada con una pesades increíble en el cuerpo con mis padres y Xavier haciéndome compañía.

Pasa una semana y vuelvo a casa, no puedo volver a clases así que paso en cama todos estos días. Leyendo libros y escuchando música. Sin embargo, ni siquiera volteo a ver mi cuaderno de canciones, inconscientemente evitándolo porque aún tengo una canción ahí que se que si la veo querer llorar por pensar en el y me odiare por eso.

No es justo

De ninguna de las maneras y tal vez no sea justo para el que yo lo aleje. Pero verlo me causa demasiada tristeza, la misma tristeza que sentí mientras estaba encerrada y sola ahí.

Convencí a mis padres que  no hicieran cargos, les dije que solo quería estar sola y me perdí por lo cual me tope con unos chicos desconocidos que me golpearon y no recuerdo quienes eran. Pero los recuerdo, muy claramente. Como intentaban tocarme y me obligaban a recibir sus golpes como si fuese su saco de boxeo personal. Es como si causarme dolor le brindara placer.Y me es increíblemente difícil no seguir pensando en eso, esos recuerdos vuelven a mi mente una y otra vez tortuosamente.

A lo que solo quiero estar sola en mi habitación. El único que su presencia puedo soportar en estos momentos es a Xavier que sigue intentando arreglar nuestra amistad, pero no tengo una respuesta que darle por que no se que pensar. Solo quiero mantener mi mente en blanco y callada por un rato. Su presencia y que intente hablarme es lo único que se siente algo reconfortarle por suerte. Hasta que llega la noche y solo quiero llorar. 

Pasan otras tres semanas y decidí que tengo energía suficiente para reorganizar mi librero, se me permite mi herida en el costado de mis costillas esta casi sana.

—Tu libro de Orgullo y Prejuicio sufre con cada relectura que le das — comenta Xavier mientras me ayuda pasándome los libros que va sacudiendo su polvo.

—Si — contesto.

—...Davina

—Dime

Sigo reacomodando dándole la espalda.

—Esto ya no puede continuar así

—¿El que? — trato de esquivar el tema nuevamente.

—... Creo que deberías hablar con el

Suspiro y miro el libro en mis manos en un momento para luego repetirle la misma respuesta.

—No

—Tienen que solucionar las cosas, que no se hable no te está haciendo bien.

—Creí que lo odiabas

—Y lo odio, pero odio aún más ver a mi mejor amiga tan apagada y tengo la ligera esperanza que él te hará brillar como lo hizo no hace mucho.

—No puedo — trato de que mi voz no salga tan quebradiza.

—¿Por qué?

—Por qué no

—¿Por qué no?

—¡Por que no comprendes! No quiero verlo por que en realidad me muero por verlo, no quiero hablar con el por qué me hace débil y no quiero solucionar nada por que lo veo y me recuerda el hecho que por el me llevaron a ese maldito lugar y me golpearon como si intentaran matarme y-...

No puedo respirar

—¿Davina?

No puedo respirar, mi pecho sube y baja inhalando y exhalando aire, pero no es suficiente.

—Ataque de pánico — logro decir.

—Mierda

El se acerca a mi para sostenerme dejando mis libros aun lado en el suelo mientras se siente en el conmigo en sus brazos repitiéndome que trate de normalizar mi respiración.

—Lo voy a llamar

—...No

Intento alejar su celular de su mano, pero me siento demasiado agotada. 




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El Ángel del DiabloWhere stories live. Discover now