Final feliz

112 9 50
                                    

¿Y si le autore no hubiera querido hacer drama y un fic de odio?

What if de ojos de cachorro

Y cuando lo has destruido todo por coraje, cuando has marchado sin pensar en él regresar, cuando has herido sin considerar, pararse frente a tu escena del crimen es difícil

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Y cuando lo has destruido todo por coraje, cuando has marchado sin pensar en él regresar, cuando has herido sin considerar, pararse frente a tu escena del crimen es difícil. No le importa lo que hizo en otros territorios, cuántas veces tuvo que jalar del gatillo, los chillidos que esfumó con olor a pólvora, solo le interesa que la guerra ha terminado, su papel debut se despide y el verde marchito por fin podrá ser quitado.

Frente a su casa quemada, sus ojos se llenan de lágrimas y no por el inmueble, sino porque nada parece haber cambiado. La amenaza es inexistente, la hermana de aquel que en este momento extraña lo ha recibido como en aquellos años donde se colocaba un té en el fuego y llenaban sus bocas con pastelillos, galletas o pequeños aperitivos. La guerra ha terminado, pero Killua no ha regresado, no quiere aceptar que esté muerto pero que todos los demás soldados ya se encuentren con sus familias le hace temer lo peor.

—¿Quieres que vaya contigo?— La mujer que acepta algo que él no, quiere vivir su pérdida juntos, acompañarse en el lugar que inconscientemente toma el lugar de la tumba —He pensado cómo regresar el negocio de los Zoldyck, después de ver los restos de la casa de mi hermano podríamos discutirlo y...—

—Es su negocio, nunca me involucré— Su sonrisa caída —No sé porque hacerlo ahora, cuando Killua regrese sé que se encontrará encantado con lo que sea que hayas pensado o hagas— La omega agacha la mirada, por el momento no pretende romper su ilusión así que asiente —Yo... Podrás acompañarme otros días, pero hoy deja que vaya solo, no pienso regresar hasta que sea mañana— Alluka solo asiente y lo deja ir, la vida sigue y ella sabe que para los omegas marcados es difícil desprenderse del alfa que los reclamó, es un proceso largo que jamás tendrá que averiguar y por eso siente lástima por aquel hombre que aún posee el abrigo de muerto verde.

El fuego controlado en esta ocasión. No es la primera vez que duerme de esta forma, y lo hace porque piensa que cuando regrese su esposo prometió esperarlo en casa, las estrellas que le hacen pensar brillan en su mirada, y como en cualquier momento debía pasar para dos seres que han sobrevivido por volverse a ver, el encuentro se efectúa. Porque Killua desconocía las condiciones de su hogar y Gon tenía razón al saber donde se encontrarán.

Las hojas se mueven —¡¿Quién está ahí?!— El arma en mano, la violencia sigue en su sangre pese a ya haber esparcido la noticia de paz.

—¿Cuándo conseguiste una?— La voz grave que provoca un espasmo en su interior, suelta el arma al instante, la arroja sobre la tierra que calcinó y sus pies tambalean con rapidez dirigiéndose a la voz que también camina hacia la luz de la fogata.

—¡Killua!— Sus ojos se llenan de lágrimas, cree que está soñando como las miles de veces que lo hizo antes, pero cuando por fin su cuerpo choca con el contrario sabe que esto es real. No puede ni hablar correctamente, simplemente restrega su rostro en la prenda que está a su alcance.

—Gon— Toma su rostro, fijándose en sus rasgos cansados igual que el suyo. Él la ha pasado mal, pero sabe que el omega por propia naturaleza la ha pasado peor —Mi pobrecito Gon— Besa su frente, sus mejillas, y luego da un suave beso en esos labios secos que siguen temblando por el llanto, quería mostrarse un poco fuerte pero tampoco puede más, el azul resbala por sus mejillas hasta chocar con el otro —Mi Gon— Y vuelve a abrazarlo con fuerza, su cabeza entre el hombro y cuello, las manos del otro en su espalda apretando la tela con fuerza —Perdóname por lo que te hice— El moreno frunce las cejas, todos los reclamos que iba a hacer desaparecen con esa disculpa, al final, ambos están heridos.

—Me debes una comida, mi marca— El albino besa su mejilla mientras le dice que sí a sus peticiones —Quemé la casa, lo lamento, estaba enojado... Fue un error— Pese a la revelación el menor no parece preocupado ni sorprendido.

—La casa realmente no importa— Vuelve a separarse para mirarlo —No podremos vivir aquí de todas formas y debo pedirte disculpas por eso también— Gon limpia los restos de su llanto y del contrario —Por el trabajo que tuve no es seguro permanecer acá, el gobierno me ha ofrecido ir al otro continente, ven conmigo. Solo vine por ti— Y, algo que no se veía desde hace mucho sucedió, Gon sonrió y saltó de alegría pura —Empezaremos otra vida de la manera correcta, todo lo que tú quieras—

—¡Quiero un cachorro! ¡Una casa y comer comida caliente! ¡Carne! ¡Mucha carne!— Vueltas sin cuidado. Killua sonríe, aun con todo sigue siendo igual.

—Debemos irnos ahora mismo— La mirada puesta a lo lejos —Solo dime, ¿mi hermana está bien?— Gon suspira.

—Tan bien como puedes estar después de un conflicto de esta magnitud— Nota la tristeza —¿No podemos llevarla?—

—Quisiera poder hacerlo—

—A mí no me importaría hacerlo— La mirada fija en ambos, saben leerse después de tanto —Lo lamento— Y un pequeño consuelo —No puede odiarte, no está en tus manos— Los pómulos son acariciados.

—Debemos irnos, cuando la vida se calme regresaremos, la veré nuevamente, sé de buena mano que así será— El moreno piensa en su vestimenta, retira lo de encima, no quiere ser reconocido.

Y en el frío de la noche, antes de que la fogata se consumiera por completo, la pareja ha desaparecido.

Los años pasan, una casa pequeña, un pueblo amigable, los pies descalzos de un omega que ya no porta el maldito collar que tanto odia —La señora de la casa azul pidió un pastel para el cumpleaños de su cachorro— Los ojos azules voltean a verlo —Y por lo que veo ustedes dos no lo tienen listo— Mira fingiendo molestia a ambos alfas que con cucharas en mano, yacen cubiertos de pies a cabeza de lo que parece crema pastelera.

—Eh..., él comenzó— Señala el albino al pequeño que se siente traicionado, no puede decir nada por recibir una cucharada de masa de galletas. Bueno, qué más da, fue sobornado.

—Voy a fingir que es cierto— Toma al niño en brazos —Me llevo a tu pequeña distracción así que termina el trabajo— Un beso en la mejilla —Debemos cerrar antes de las cinco, habrá pirotecnia— Y una mirada cómplice. Es una vida tranquila, pero hay estragos.

—¿Vamos a intentar verlos?—

—El año pasado nos fue bien— Una carta le es pasada —La vida tranquila ha llegado, Killua— El infante, como cualquiera de su edad, mira a sus padres sin entender —Será un viaje largo—




___

Escenarios [Killugon]Where stories live. Discover now