09.- El hombre con manual de instrucciones

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Miraculous, les aventures de Ladybug et Chat Noir y sus personajes son propiedad de Thomas Astruc y Zag Entertainment.

Palabras: 2333.

09.- El hombre con manual de instrucciones

Katie subió hasta la penúltima planta y revisó el número dorado atornillado a la puerta. No era la misma suite en la que la habían entrevistado, estaba nerviosa por si eso significaba que iban a despedirla incluso antes de empezar. Golpeó la madera con los nudillos y esperó, inquieta, hasta que Penny se asomó.

—Bienvenida, adelante.

Le abrió del todo y ella entró analizando el interior de la suite. A parte de en la distribución, no se parecía en absoluto a la extravagante en la que había estado.

—Siéntate, por favor, ¿quieres tomar algo?

—Una limonada —contestó tomando asiento.

Penny le dejó un botellín de vidrio y un vaso sobre la mesa y se sentó frente a ella.

—Bien, Katie. Siento haber tardado tanto en volver a llamarte, teníamos algunas cosas programadas y eso no me dejaba tiempo para explicártelo todo en detalle —declaró con una sonrisa amable en los labios—. Supongo que habrás leído algunas cosas sobre el carácter de Jagged en la prensa. No todo es cierto, pero sí que es tremendamente maniático y no le gustan los errores.

»No quería arriesgarme a que cometieras un error evitable por falta de información y que eso te lo pusiera en contra. Créeme, cuesta mucho hacerle cambiar de opinión cuando alguien se le atraganta.

La muchacha asintió y se sirvió la bebida algo más tranquila.

—Como ya te comenté casi todas tus tareas estarán relacionadas con Fang, eso no significa que tengas que pasearlo ni alimentarlo, puedes relajarte.

—¿Entonces qué tendré que hacer?

—Principalmente comprarle cosas. Un collar brillante y con púas, una correa con unicornios... —Penny se encogió de hombros—. Caprichos absurdos. Te he preparado una tablet con las webs que suelen tener las cosas que pide Jagged o que están dispuestos a fabricarlas en exclusiva. Y siempre que tengas cualquier duda puedes preguntarme sin problemas.

—Puedo hacerlo.

Le sonrió al verla tan segura y decidida. Realmente parecía una buena chica.

—Eventualmente, si estoy enferma o tengo que salir por algo, tendrás que cubrir algunas de las necesidades de Jagged —continuó esperando no intimidarla con ello—. Del resto se encargaría Pierre y no tienes que agobiarte, si algo no lo tienes claro pregunta tanto como sea necesario.

»Si se llega a dar el caso debes tener en cuenta dos cosas: cuando dice que quiere X cosa y que tiene que ser de X color, es eso lo que quiere, nada que se le asemeje le va a valer; es ridículamente maniático y está obsesionado con los edificios.

La muchacha la miró con interés, aunque se le veía un poco preocupada de nuevo.

—Una de esas manías se extiende a las tiendas. Con eso quiero decir que puede que vendan los pantalones verde césped en primavera que tienen la forma del Capitolio, que sean más baratos y que estén dispuestos a enviarlos al hotel, en la tienda de aquí al lado, pero Jagged puede querer los mismos que venden en la tienda que está en la otra punta de la ciudad porque, en la de aquí al lado, un día le pisaron el pie y ha jurado no darles un céntimo.

Katie soltó una carcajada, se tapó la boca al darse cuenta de que Penny no reía.

—No pretendo que vayas a la otra punta de la ciudad a buscar algo que tienes a cinco minutos, pero él tiene que creerlo. Eso pasa por tres puntos clave: el tiempo que tardas en volver, la bolsa del lugar correcto y que no vea el ticket de compra.

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