3. El baile y la fiesta

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Clara

Nunca pensé que me encontraría con tanta gente cerca, con tanto paparazzi y tanto revuelo de personajes hasta que asistí a la boda de la que sería mi futura familia. Estaba tan nerviosa porque todo saliese bien, ya que siempre he sido una chica preocupada de su imagen y la de su familia, teniendo en cuenta que he estado alejada de los focos hasta mi mayoría de edad. Este sería el mayor evento (y el primero de todos) a los que asistiría en toda mi vida con tantísima gente importante, y debo estar preparada para dar la talla.  Pero era obvio que todo en esta boda sería inesperado y despampanante si consideramos que mi madre es la directora de la mejor revista de moda de posiblemente todo el mundo, y donde en Estados Unidos tiene muchísima influencia.

En el momento de la salida del hotel hacia el lugar nupcial, pasé mucho estrés por la cantidad de personas ansiosas de captar mi outfit y mi cara en primer plano después de estar 18 años con un anonimato prácticamente exitoso, ya que las personas que habían podido ver mi cara desde pequeña, no estaban habilitadas a enseñar ningún tipo de foto, ya que mi madre se encargó desde mi niñez de proteger mi infancia pagando millonadas a varios periodistas por mis fotos y porque no se publicasen, por lo tanto, el misterio rondaba para la mayoría de personas que no habían visto ni un ápice de mis facciones nunca.

Una vez dada la charla con mi madre sobre todo lo que debía tener cuidado en el mundo de la moda y la fama, decidí aplicar todos aquellos consejos de sutileza, elegancia, estilo, que me habían brindado una cantidad de personas asesoras de las mayores estrellas del mundo y salí decidida y con seguridad de que iba a ser un dia maravilloso a pesar de la presión y expectativas que todos aquellos famosos y periodistas habían dipositado en mi al saber que soy una copia exacta de mi madre, es decir, alguien con potencial en el mundo de la moda y el alto lujo, y sobretodo el modelaje, a pesar de medir 1.69.

Los flashes no paraban de golpearme los ojos y con mi mejor sonrisa atendí a todos aquellos educados piropos que me brindaban a la salida del hotel, y una vez me adentré en el porsche 911 que conducía mi chófer, solo rondaba en mi cabeza la esperanza de que a mi madre le saliese bien todo aquello que había preparado con ansias y una felicidad tremenda.


- No puedo creer que estés tan bonita, parece que fuese ayer cuando conocía a la pequeña Clarita, con esos ojitos claritos que me sonreía con tanta simpatía. Tan linda como siempre, pequeña Clarita.

- Jorge, ¡No me digas estas cosas ahora! voy a llorar y el maquillaje me ha quedado muy bonito - dije a la vez que soltaba una lágrima discreta-

- Es la verdad, me recuerdas a tu madre de joven. ¡Qué tiempos aquellos cuando la llevaba a los eventos de gala, cuando la llevé por primera vez, era tan jovencita! Y ahora eres tú la que empieza a vivir en este mundo... Por favor, ves con cautela, aunque no debo preocuparme mucho, eres inteligente y sabrás alejarte de aquello que no te conviene y acercarte a lo que te hace bien. Desde pequeñita has sido muy lista.

- Jorge, ¡Basta ya! Te quiero mucho -dije abrazándole antes de bajarme del coche-

- Y yo a ti pequeña Clarita. Disfruta mucho de la boda, te toca empezar en el mundo que te convertirá en quien eres y definirá de qué manera eres, y como te comportas con los demás. Sé educada y prudente, sabes modales, y no confíes en nadie de allí, piensa que muchos están invitados por compromisos empresariales y muchos son la competencia, ni siquiera te fies de sus hijos. Nos vemos más tarde.

Jorge me hizo llorar al bajar de aquel precioso coche. Tenía razón, tanto tiempo había pasado desde la primera vez que vi a ese hombre apuesto, que ahora se notaba envejecido por el imparable paso del tiempo, que me había cuidado como el padre que nunca tuve de todos los peligros de la vida que llevaba mi madre. La sirvió a ella desde el principio de su carrera como modelo, y con los años había pasado a ser mi cuidador, mi chófer, quien me había acompañado en todos los cumpleaños de mis compañeros de secundaria y primaria, quien me venía a recoger al colegio todos los días, quien me contaba las anécdotas que había vivido con mi madre viajando por el mundo con ella cuando los dos aún eran jóvenes, y mi madre una cría, que también él había cuidado como a una hija, y desde entonces, nos ha sido fiel.

Esencia de ángelWhere stories live. Discover now