47. Pedir perdón

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Tres semanas de vacaciones y la soledad tampoco le sentaban bien. Tomaba sus medicamentos y pausó el anticonceptivo. Quería estar cerca de su familia y pedirles perdón por haber sido tan prepotente.

Luego de desayunar aquella mañana fue a su habitación y conectó el Skype para poder hablar con su hermano por video chat. Para su suerte, el ícono verde que indicaba su conexión estaba activo. En cuanto cargó, vio la cara de su hermano al otro lado de la pantalla. –Enana. ¿Qué tal?

—Hola Allen. –sonrió un poco triste. –Todo va de maravilla. –Alzó los ojos al cielo y soltó el aire. —No, realmente no. Te llamaba porque te necesito, hermano.

— ¿Ah sí? Bueno, estoy para tí, peque. Ahora, yo te tengo un par de preguntas. –El rubio alzó su celular y mostró una foto de ella junto a Liam. –Una, ¿Por qué no me contaste que tenías novio? Y dos, ¿Por qué no me dijiste que era una estrella de rock?

—Allen. –Meneó la cabeza y apretó los labios. –Yo... no era no mi novio y está en una banda

—Y te cortaste el cabello. Me gusta. –sonrió. –entonces no era tu novio, la nota dice que sí. Y yo necesito saber ¿Es por su culpa que estás tan mal?

—Lo sé. –Quería contarle todo en persona a su hermano, solo que no podía hacerlo. Él trabajaba, ella estaba lejos. –Tengo que contarte todo.

—Entonces hazlo, hace mucho no sabía de ti, enanita.

—Cuando vine no verifiqué como pedí la plaza en el Royal College of Music. Así que a mitad del semestre me pidieron que pagara unos diecinueve mil que debía. –Suspiró mientras Allen escuchaba atento. –Y... el de las fotos y yo nos detestamos, pero él tenía una apuesta con su banda... tenía que mantener una relación conmigo para ganar el dinero y yo... ofrecí el trato de ayudarlo siempre que me diera la mitad.

—Mag, ¿Por qué no me pediste el dinero? Habría hecho que papá me diera el dinero y te lo hubiera mandado. Yo habría trabajado en exceso para ayudarte.

—No podía, sabes que peleé con mamá antes de venir. –Dijo casi llorando. –tenía que sostenerme por mi cuenta.

—Enana. Mamma pregunta por ti siempre que la veo, ¿Qué le digo ahora? Porque bien no estás. –Preguntó y suspiró al ver a su hermana agachar la cabeza al otro lado de la pantalla. –Enana, Mag ¿Qué pasa? Puedes decírmelo. –Lía negó y se le escurrieron un par de lágrimas de los ojos. –Magnolia Grazia Bethlem, dime que sucede, como tu hermano mayor tengo que saber que sucede.

—Se salió de control y me enamoré de William, Allen. Y todo se fue a la mierda en exceso porque lo extraño. –Terminó por decir sorbiendo un poco su nariz ya roja. –Allen, estoy embarazada.

—Cazzo! –Dijo Allen abriendo los ojos excesivamente dejando ver lo ambarino de sus pupilas. –No me jodas ¿Lo dices en serio?

—Muy en serio Allen. –Se limpió la cara y volvió a mirar directo a la cámara. –Es mi culpa, debí...

—Enana, no es tu culpa que te hayas enamorado. Me siento feliz, porque superaste a Jacob que es un Figlio di puttana, vi las fotos de la boda, es un puerco. ¿Qué harás con el bebé?

—No sé. –Contestó. –Él no sabe y no se lo diré. Pensé en darlo en adopción. Realmente no sé que voy a hacer.

—Deberás decirle. Y no hagas eso Mag, ven a Italia, seré el mejor tío que la historia de los tíos haya visto. Escribirán sobre mí. –Sonrió haciendo sonreír a la pelinegra. –Puede que papá quiera matar a tu novio primero. ¿Por qué no le dices y vuelves con él?

—No fue mi novio. Y lo arruinó todo. No puedo volver con él. ¿Y qué dirían papá y mamá? Se sentirán decepcionados de mí. Embarazada y soy muy muy joven.

El TratoWhere stories live. Discover now