NOTAS

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El chico frente a él se pasó la humeda lengua por los perlados dientes una vez más, sus labios eran de un rosado intenso, y su aliento menta chocaba contra sus mejillas cada vez que se veían el uno al otro.

De su varonil barbilla caían restos de la bebida previamente tomada, y con sus blancos dientes sonreía animado, feliz, a lo que el suspiró, preguntandose lo perfecto que sería acercarse a esa pequeña boca y vaciar todo su contenido en ella, sentir la cálida saliva sobre su paladar y chocar los labios con los dientes finos y pequeños.

— Vamos a comprar un poco de helado — menciona risueño.

— Está bien.

Después de comprar lo prometido, se lo comen con impaciencia en una de las bancas del parque, parece una competencia por ver quién toma más de la cremura, y el saca su larga lengua, lamiendo la longitud del postre, quedando con gotas del dulce saliendo entre la comisura de sus labios. Los ojos brillan como locos, y la nariz deja salir pequeñas exhalaciones mientras come, haciendo que sus interiores se estremezcan al imaginar posibles escenarios pausibles con solo esa escena. Cuando terminan de comer su helado deciden caminar otro rato. Ahora la oscuridad crece en el espacio abierto, apenas hay gente presente y el solo piensa en una cosa, más la calla sabiendo que no es posible.

— ¡Por favor! Llevamos todo el día dando vueltas, ¿cuándo me besaras?

— ¿Besarte?

Asiente alzando las cejas como si fuera algo obvio, y ahora teniendo el consentimiento deciden arrojarse sobre suya. Bueno, no del todo, no quiere ser brusco. Comienza con un pequeño beso en la orilla de los labios, saboreando el pequeño gusto dulce que quedó adherido después del postre, y ya sintiendo su interior removerse. Por insistencia del otro ahora besa sus labios rosados, que son suaves y pegajosos, y fríos pero piensa calentarlos con su propia esencia. Empieza con uno que otro pico hasta que va avanzando más y ahora saca la lengua, dejando relucir, y siente igualmente la lengua del otro, húmeda y Roja, hermosa y larga, ambos chocan una con la otra, y comparten saliva, con la punta recorre las esquinas de su boca y cuenta sus dientes uno por uno. Por cierto, sus blancos dientes solo chocan algunas veces con sus labios, y en alguno momento dejan una mordida en la parte inferior de este, que saca un poco de sangre que el otro relame como si fuera la cosa más deliciosa.

El beso es tan intenso que los obliga a retroceder por unos momentos, y es perfecto porque ahora puede atraparlo entre un grueso árbol y debajo de su sombra oscura se siente con la libertad de hacer las cosas más peligrosas. Muerde, rodea, lame y besa con esmero esos labios preciosos, hasta que siente la reacción en la parte baja de su cuerpo y se separa por simple inercia. Están en un lugar público, no se puede hacer aquí.

— Vayamos de regreso.

𝘠𝘶𝘮𝘢𝘳𝘬 𝘖𝘯𝘦 𝘚𝘩𝘰𝘵𝘴


Baby It's You | Yumark One ShotsWo Geschichten leben. Entdecke jetzt