Cap 23

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El señor de mediana edad, parcialmente calvo en la zona frontal de su cabeza, con un sobrepeso evidente, daba pasos cautelosos justo a las 8 de la mañana hacia la comisaría.

El pulóver blanco se ajustaba a su cuerpo sudoroso, sus manos temblaban y sus ojos asustadizos miraban alrededor con una clara y evidente ansiedad.

Un oficial fue a su encuentro para ayudarlo mientras se adentraba en la comisaría.

—Buenos días señor, venga por aquí, pase, cuéntenos qué le ha sucedido, está muy pálido. Ey tú, chico, trae un vaso de agua, parece que le falta el aire. Míreme señor, tranquilo, está a salvo, respire conmigo, tome aire profundamente y expúlselo por la boca, eso es ...conmigo, calma...estamos aquí con usted, lo ayudaremos.

El hombre continúo siguiendo las orientaciones del oficial de policía, otros tres oficiales se habían acercado, lo sentaron en una silla cerca de la mesa más cercana para escuchar la denuncia que seguramente había ido a hacer y le dieron un vaso de agua que bebió con mucho trabajo debido a sus temblorosas manos.

—Calma señor, es posible que le haya bajado la presión o el azúcar a juzgar por sus sudoraciones y temblor, está muy pálido, debe relajarse, haremos lo que esté en nuestras manos por usted, servirle y protegerlo es nuestro trabajo.

El señor toma una última respiración antes de comenzar a hablar con un leve tartamudeo.

El oficial a cargo le pregunta si está listo para su denuncia y el señor asiente levemente, deciden grabar en lugar de tratar de teclear debido a que su estado es muy inestable y es difícil seguir el ritmo de sus palabras.

La comisaría no tenía otros casos realizando tareas presenciales, por lo que todos estaban al tanto de lo que el señor tendría para decir, había llamado la atención con su actitud y se preparaban para salir en un operativo de emergencia si así lo requería su declaración.

—Le dije a mi madre que estoy saliendo con alguien.

Todos los oficiales se miraron entre ellos.

—Mi primo ya está avisado para ocuparse de ella un tiempo, el que me tome, así como de la tienda.

Uno de los oficiales se acercó y le susurró a otro.

—Revisa si tenemos alguna denuncia de un hospital o clínica que haya perdido un paciente de psiquiatría, en caso negativo ve llamando por un especialista en el área es posible que necesitemos realizar una transferencia, creo que estamos en presencia de un paciente y puede que lleve ingreso inmediato, muévete.

—Sí señor.

El hombre continuó con su explicación a los oficiales que cada vez se encontraban más confusos.

—Por favor, espero que no le digan nada a ella, es importante, estoy dejando mi vida en esto.

—Ehhh, no se preocupe señor, por favor necesito que me diga su nombre, edad, DNI, dirección y luego continuamos recogiendo sus inquietudes, pero estoy seguro de que su madre estará encantada de que haya encontrado una compañera para compartir su vida.

El señor le da los datos y decide continuar.

—Bien, ustedes no entienden, la única compañera que yo quería era mi ángel y ahora ella ha venido por mí, pero está enfadada, no puedo conservarla, ella quiere vengarse por retenerla, no entiende que tuve que hacerlo.

El oficial se aclara la garganta con un carraspeo antes de hablarle.

—Oh, señor Choi, no se alarme tanto, todas las mujeres son iguales, tienden a molestarse por todo, créame la mía hace un infierno de mis días cuando está inconforme con algo, llévela a cenar y hágale un presente, verá como cede.

Dreams (Kookmin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora