Capítulo IX

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-Estoy aburrida.

Era el último día de tu odioso castigo, hablamos de la suspensión del colegio, naturalmente; porque el castigo que te aplicaron tus padres iba a ser de un mes al menos.

A pesar de ya haber entablado oficialmente la relación de amigos, el Hombre Araña no se aparecía con tanta facilidad como te hubiera gustado, es un hombre ocupado, lo sabías, pero el encierro y el aburrimiento alzaba tus expectativas de que alguien viniera a tu encuentro.

Pavitr había hecho todo lo humanamente posible, pero el hecho de que tu habitación se encontraba en el segundo piso, no ayudaba a que pudiera visitarte a escondidas. Usualmente se sentaba en el pequeño jardín que tenías en la acera de adelante, mientras tu lo mirabas desde las alturas, escuchando con parsimonia todas sus aventuras, probablemente inventadas para distraerte un poco.

"Gayatri realmente tenía suerte."

Apoyada en la baranda, podías apreciar cada uno de los movimientos de tu amigo. En estos momentos de dificultades para ambos, pudiste confirmar que el tiempo que Pavitr había compartido con tu amiga había sido de lo más especial, y te hacía feliz saber que ella pudo gozar de un cariño tan grande como el de él por ella, si él era capaz de visitarte casi todos los días siendo solo tu amigo, no podías imaginar la dicha que era suponer alguien que te quisiera y cuidara tanto.

Espera.

Esto era malo.

Sacudiste tu cabeza, tratando de despejar tus inminentes pensamientos.

"No, Pavitr solo es un buen amigo, no debes esperar nada más que eso."

Desde la pérdida de ambos tenías algo muy en claro, solo estarías para consolar a Pavitr (a pesar de que él parecía consolarte a ti), porque estabas segura de que Gayatri no hubiera querido que se sumiera en la tristeza. No era necesario ser algo más; pero tu pequeña envidia parecía hacer de las suyas de vez en cuando. Era un sentimiento de culpa constante.

Ignoraste el pensamiento recurrente de tu mente, seguías emitiendo una sonrisa a pesar de todo, disimulando que todo estaba bien.

-¿Todo en orden? - alzó el rostro, tratando de observarte directamente.

Demoraste en responder, principalmente porque no estabas inmersa en la conversación.

-Sí, solo... quiero despejar mi mente un momento. Estar encerrada en mi casa no ayuda mucho.

-¿Quieres regresar al colegio?

-En realidad no.

Inclinó la cabeza a un lado, tratando de expresar que no comprendía lo que sentías.

-Es algo difícil de explicar... pero en realidad no quiero estar en ningún lado.

Tu rostró decayó encima de tus brazos, estabas muy frustrada, demasiadas emociones que ni siquiera podías identificar; lo último que querías era preocupar a alguien, pero esta era la realidad; solo eras una adolescente tratando de madurar y de arreglar las cosas a su manera.

-Sé como se siente. - la voz interrumpió en tus pensamientos. - Cuando no quieres estar en ningún lado.

-¿Y qué haces cuando sientes eso?

-Es un secreto.

-Egoísta.

Uno, dos, los minutos en silencio fueron pasando uno por uno, solo con ambos mirando hacia el sol anaranjado. No sabías qué decir, al parecer él tampoco, su confianza parecía no ser lo suficientemente fuerte como para poder intervenir en tus pensamientos.

After DarkWhere stories live. Discover now