Capítulo XI

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-¿Te siguen molestando?

Tu amiga tomó tu rostro entre sus manos, parecía una madre que trataba de palpar el rostro de su hijo, en busca de moretones y heridas que sanar.

-Estoy bien, Gayatri. - apartaste ligeramente sus manos. - Nada fuera de lo normal.

-Que te lastimen no es "lo normal" - dijo imitando comillas con sus dedos.

-No me han golpeado.

Ella te miró fijamente, parecía leer tus pensamientos.

-Pero sí te han lastimado ¿verdad?

-¿Hmm? Te he dicho que no me han golpeado.

-No me refiero a eso. Flash puede ser un idiota muchas veces.

-Estoy bien, de verdad.

Su rostro reflejaba muchas emociones al mismo tiempo, pero ninguna de ellas era algo parecido a la felicidad.

-Algún día te darás cuenta de lo lastimado que está tu corazón.

Te abrazó en silencio, consolándote de algo que ni siquiera tú entendías en ese momento. No agradarle a las personas era lo normal, no te ibas a lamentar por no poder hacer amigos, era lo normal porque eras tú. Correspondiste al abrazo aún sin estar conciente de lo que ocurría.

Aquel recuerdo recurrente se apoderaba de tu atención en clases, hasta el punto en que casi tu cerebro no podía procesar o interpretar las palabras que salían de las cuerdas vocales del profesor.

Sinceramente, la falta de sueño no solo se debía a que habías sufrido de insomnio por los sueños recurrentes, sino que la emoción y los sentimientos encontrados que tuviste los días después de tu paseo clandestino (a pesar de que ya habían pasado algunas semanas), no te habían permitido dormir pensando a profundidad todo lo que te había pasado en los últimos cuatro meses, desde que te encontraste con él por primera vez. Suspiraste, ensimismada en tu imaginación soñadora.

-¿Hacemos equipo?

La pregunta te devolvió a la realidad, Pavitr te miraba con un humor muy casual, esperando divertido en escuchar tu respuesta.

-¿Para qué? - prrguntaste sin rodeos.

-Mientras estabas soñando despierta, el profesor dijo que tenemos que entregar un ensayo del capítulo tres del libro, y que podemos hacerlo en parejas.

-Ah...

-¿Y bien?

-Sí, claro...

Te paraste para mover tu asiento al lado de tu compañero de trabajo, aún algo distraída, contemplabas el aula en busca de un repaso que te actualizara la situación actual. Todos formaban parejas, con excepción de algunos rebeldes extrovertidos, que podían darse el lujo de tener varios amigos con los que deseaban juntarse a hacer el proyecto. Uno de esos tipos era Flash, con su séquito de lamebotas.

No dijo nada, no se burló ni te avergonzó en público, pero echó una mirada despectiva que alternaba entre Pav y tú, claramente estaba tratando de provocarte, aún cuando solamente te observaba. Tu espalda se erizó, una corriente débil recorrió tu espina hasta la coronilla de la cabeza, el dolor de la herida que te habían provocado parecía volver aún cuando ya no quedaban vestigios de ella. Inmediatamente giraste a observar a tu amigo, en busca de coraje para poder fingir que no había pasado nada.

Te sentaste a su lado, dispuesta a ignorar la terrible sensación que te entregaba ese tipo que se hacía llamar tu compañero de clases.

Por alguna razón esta situación, tenerlo a tu lado te regresó al pasado, cuando él empezó a hablar contigo y a sentarse a tu lado. En ese momento no habían rasgos de alegría que atravesaran su rostro, cosa que nunca habías creído posible hasta que fuiste testigo de los hechos.

After DarkWhere stories live. Discover now