Capítulo XIV

872 188 78
                                    

Sacudiste la cabeza, negando con ella una y otra vez.

–¡No me refería a ti!

Suspiró, no estabas segura si era por alivio o por frustración.

–Entiendo. – dijo mientras negaba con sus manos.

–¡Hablo en serio! ¡Me refería a otro chico!

–No te preocupes, no tienes que decirme, igualmente no estaba pensando otra cosa.

Estabas decepcionada, deseabas que insistiera, que mostrara algo de interés en ser él la persona de la que estabas hablado, pero no recibiste ninguna reacción a cambio, solo él aceptando ciegamente lo que afirmaste. La tristeza que estrujaba tu corazón opacó por completo la felicidad de tenerlo cerca a ti, después de tanto tiempo sin verse. Aguantaste las lagrimillas en las lagunas de tus ojos.

–¿Qué te trae por aquí?

Él vaciló. Al parecer ni siquiera el mismo sabía a qué había venido, toda esperanza que hubiera llegado para hablar de su acercamiento se esfumó hace unos segundos.

–Nada en especial, solo... que no nos habíamos visto en mucho tiempo.

Su corazón no podía permitirse admitirlo, pero te había extrañado con la misma intensidad que tú a él. En realidad, había llegado a enfrentar lo confuso que se sentía y expresarlo para ti, pero con la escena que encontró al llegar, toda su valentía parecía esfumarse. Suponía que había estado exagerando, sobrepensó las cosas y se terminó alejando por nada, tú no estabas interesada en él.

Se obligó a creerte por el bien de su amor hacia Gayatri, y por el de su amistad.

–Debes haber estado muy ocupado.

Ahí estaba, tu sonrisa fingida que seguía ocultando todo el peso de tus sentimientos, era cautivadora a sus ojos; porque es fácil sonreír cuando uno es realmente feliz, pero tu sonrisa era un enfrentamiento estoico frente a todo el caos que tenías en tu interior.

–Esta vez he demorado un poco más en recuperarme. – señaló las costuras notorias de su traje.

–Podrías haber venido, te habría curado las heridas.

–No quería molestarte más, la última vez no dormiste bien y te castigaron por mi culpa.

–Lo haría todas las veces que lo necesitaras. – observaste el suelo con ligera vergüenza. – Siempre estaré para sanar tus heridas.

Se conmovió, y pudiste notar como sus pies se resistían a acercarse más, porque claramente quería hacerlo. Decidiste terminar con ante aquella tan incómoda situación.

–¿Todo en orden? – hiciste lo posible para que tu voz no temblara.

Parece que él tampoco quería irse sin arreglar la situación.

–En realidad no, yo...

Cortó su charla abruptamente, mirando a todos lados en busca de algo. El sonido repetitivo de golpes en la puerta te alertó.

–¿Estás ahí? ¡Baja a cenar!

En buena hora tu padre había decidido buscarte. Era preferible que fuera él, que respetaba más la privacidad de tu habitación que tu madre.

–¡Voy!

–¡Sabes que si demoras, tu madre vendrá a buscarte! – la voz se alejaba de a pocos.

–Ah, eso explica del por qué sentí eso. – se burló tu amigo.

–¿Sentir qué?

–No, nada, es como un sexto sentido que me avisa del peligro.

After DarkDove le storie prendono vita. Scoprilo ora