Esposa Odiada

8

—Te daré el divorcio, es lo mejor para que seas feliz con ella—le cala, claro que cala demasiado que su garganta le arde.

Tiembla siente que el mundo se le cae en pedazos, todo este tiempo durante estos años lo amo, pero sentir la humillación de aquella fiesta la hizo ver la realidad, lo rota que esta y no tenía motivos para seguir un matrimonio que la está acorralando a su propia muerte, tiene el deseo de descansar en paz.

Pero los ojos de su marido parecen que no la dejara tranquila es más se burla de ella y Julissa afianza más el abrazo a su esposo.

Mientras Thomas ve a una mujer decidida a terminar con esto y no sabe a dónde va terminar todo.

Conoce a Leo no le gusta perder y él estaba listo para dar su discurso en humillarla y decirle que se divorciaría de ella, pero no contaba que ella le ganaría en esta partida de juego.

— ¿Divorciarnos? —preguntó con una voz llena de burla que Erika le dolió mas.

—No quiero seguir viviendo contigo, todo mundo dice que te vez perfecta con ella, entonces lo asumo, pero  no sabes lo que te llevas por mujer—ella respondió una Erika diferente que Leo no conocía.

Esa mirada desafiante estaba escondida tal vez fingió todo este tiempo ser una mujer sumisa pero era todo lo contrario a la mujer que tiene como esposa frente a él.

— ¿Y quién dijo que te lo daré? —contrataco sonriente, mientras Julissa apreto los labios.

— ¡Leo! —exclamo la amante.

—No te lo daré, seguirás casada conmigo hasta que yo quiera dártelo, hasta que te vea destrozada y humillada suplicándome perdón—la vena del cuello de Leo se exalto y eso tetaba saliéndose control.

Tanto para tomas como Julissa Leo iba a sacar la verdad o la verdad a medias, no importaba tanto.

— ¿Humillarme? Más de lo que has hecho, me has hecho la vida miserable, no estuve presente ante mi hermana me arrebataste eso y jamás podre perdonarte pero sobre todo perdonarme a mí, cuando más te necesite estabas con ella y no quiero imaginar que hacías, yo era tu esposa lo era Leo de Luccas me arrebataste mi vida cruzándote conmigo, tenía tan solo dieciocho años cuando me engatusaste porque eso paso, me enamoraste vilmente y nunca he entendido el  motivo una vez que nos declaran esposos tu mirada cambio y supe que nada iba estar bien y lo dejó para por amor—exploto ella entre lágrimas.

— ¿Amor? Me amas como puede amar una incitadora, una asesina como tú—los ojos claros de Erika se abrieron, no entienda de qué hablaba—cuando fuiste tú quien acorralo a mi hermano a suicidarse con tus cartas.

— ¡De que me hablas!

— ¿Lo vas a negar? —Soltó a Julissa para tomar a su esposa del brazo con fuerza que ella le dolió hasta el hueso—Tu lo enamoraste con tu inocencia, le hiciste creer que lo amabas y lo destruiste y porque no haría eso contigo, hacerte pagar por todo.

—Me estas lastimando—se quejó ella.

—Suéltala Leo—se interpuso Thomas—Suéltala esto se está saliendo de control.

— ¿Control? Ella destruyo a mi familia—dijo y ella negó entre lágrimas, mientras una Julissa estaba nerviosa. —Incito a Ben a tomar esa decisión—los ojos de su esposo la miraba con rabia. —Pero la vas a defender o es que te dio el culo.