13

11.7K 765 89
                                    



—Es tuyo Thomas—eso hacía eco en la cabeza del hombre.

Tuvo que salir con ella, era mejor tocar este tema en otra parte, ella se negó ir a su oficina para evitar comentarios, ya que ella sabía de su compromiso, así que tuvo que ser un café donde ella solo miraba su limonada y el ordeno un café muy cargado.

Thomas no sabía por dónde empezar, menos cuando había creído que no vería de nuevo a Erika, sobre el abogado en común no quiso ser curioso y estar pensando en ella, se dedicó hacer sus cosas, y la carga del conflicto que tuvo con su padre y el compromiso obligatorio que ahora no le quedaba más que aceptar.

La vio más radiante, un poco más embarnecida y era todo por el embarazo que su piel mostraba suavidad y esas mejillas había un tono rosado en ellas, como sus ojos más brillantes, no había nada de la mujer que vio irse y que ambos se habían dicho adiós.

Ahora ella estaba ahí con la noticia que ese bebe es suyo, las manos le sudaban y picaban los ojos no sabía cómo explicar el sentimiento, y lo más seguro que su madre estará contenta de saber que será abuela, pero el problema es tu padre que no puede pasar corajes y sabiendo que conoce a la ex de Leo nos abe como tomara este asunto.

—Sé que debía decirlo, pero no encontraba la manera.

— ¿No la encontrabas? Erika porque hasta ahora—ella hizo una mueca.

—Sé que estas comprometido, no quiero que piensa eso, mucho menos evitar algo, solo decirte que serás padre y eso no te impide conocer a tu hija—el sintió lo amargo del café en su garganta, el tono frio de ella y la manera de verlo tranquilamente. —Debía sanar, espero que comprendas eso, además entre nosotros no hubo algo.

— ¿No hubo? Estuvimos juntos.

—Y eso estuvo mal, porque estaba enojada con la vida, con lo que me paso y con Leo.

—Eso lo sé, es solo que no sé cómo tomar la noticia, y por supuesto que me hare responsable, tu misma lo has dicho es mi hija y lo que más quiero es que ese bien, tal vez...

—Tal vez nada—corto. —Thomas seguiré viviendo en Jay, Montana. Puedes ver a tu hija cuando nazca y ser parte de su vida como su padre, pero quiero que descartes cualquier idea de que entre nosotros puede existir algo, no te amo—Thomas sintió un pinchazo en su corazón, ella lo estaba...Lo estaba rechazando educadamente.

Ella sería la madre de su primer hijo, y solo sería eso nada más, intento disimular su molestia, pero tal vez era la única forma de romper su compromiso cuando las noticias llegue a saber que tiene una hija y que esa mujer estuvo casada con Leo de Luccas, se pasó las manos por la boca y con los labios resecos.

—Sé que te puede tomar por sorpresa pero es lo mejor para ambos, agradezco lo que hiciste por mí, lo que tuvimos aunque sea pequeño fuiste mi refugio de esos días oscuros de mi vida.

—Tu consolador—espeto Thomas encogiendo los hombros como si no le importara.

—No lo digas de esa manera, solo es que...—Erika abrió los ojos como el tomo su mano con un simple agarre.

—Erika vienes me dices que esperas un hijo mío, y quieres que actué como si nada, me haces sentir como un donador de esperma.

— ¿Cómo puedes decir algo así? realmente yo no busque embarazarme, aunque fue irresponsable de mi parte, pero también tuya al decirme que podría quedar, yo jamás he estado con alguien y tampoco soy una ignorarte que no sabe los riesgos estaban, pero cada que tocaba el tema o intentaba decir algo, terminaba contigo.

— ¿Me vas a culpar por ello?

—no claro que no solo comento la situación, pero te diré algo este bebe, es lo mejor que me haya pasado, tal vez tu no me miras como la madre de tu hija y yo tampoco lo vi pero quiero que sepas que jamás intente abortar cuando supe de su existencia, créeme que aun hundida lo vi como una esperanza, este bebe me ayudado a salir a delante, es mi carne y la amo.

—Pero no amas al padre—chaqueo la lengua Thomas.

—Tengo un cariño especial porque eres el padre de mi hija, Thomas nosotros somos tan diferentes, no soy la mujer que necesitas en tu vida, no lo soy eso la sabes perfectamente bien, y te vas a casar.

—Un matrimonio arreglado, vamos Erika eso lo sabes.

—bueno pensé que con el tiempo la amarías.

—Y mientras ocultaste el embarazo, ¿Sabes en que te pondrá esto?

—Correré con los riesgos, sé que muchos me identificaran como la ex esposa de Leo de Luccas, la mujer que se metió con su mejor amigo y que espera un hijo de Thomas Davis—comento sabiendo lo que se avecina—Sé que vendrá una tormenta, con Leo pero defenderé a mi bebe, sabes que lo hare.

—No estarás sola, es mi hija de la que van hablar Erika, no sé si pienses que dejare que leo te ponga una mano encima, que después de esto, me odiara más de lo que ya lo hace, sabe que te ayude el día que saliste de la casa, y hará con tu embarazo, no me importa Erika.

— ¿Y a tu prometida?

—No la amo, y no me interesa lo que piense ella.

—Aun así, ella se ve que te ama, lo digo por lo que veo en las noticias Thomas.

—Déjame procesar todo esto Erika, déjame entender lo que pides, me quieres en tu vida, peor si en la de nuestra hija, hija que tenemos en común ¿Lo sabes? —Erika asintió tranquila—Aun así te diré algo Erika, después de esto no esperes que las cosas sigan como antes.

— ¿Qué estas tratando de decir? —propugno ella.

—Llevas a mi hija, mi primogénita del imperio Davis, por lo tanto no puedo dejar que te vayas a Montana, vivirás donde yo pueda estar cerca de mi hija.

—Pero...

—Nada Erika, quieres hacer tu vida y que sea solo el padre, bien—se puso de pie—Pero mi hija nacerá aquí, donde yo pueda proveerle todo, porque así lo quieres, que sea el padre eso seré.

—No puedes hacerme esto.

—Ya lo hice—demanda el, realmente no quería acorrálala pero no descartaría la posibilidad de conversarla.

Esposa OdiadaWhere stories live. Discover now