CAPITULO 7.

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Yeon Jun se relamió los labios, inmerso en las acciones de su menor, quien preparaba la cena ajeno a los pervertidos y sucios pensamientos de su esposo.

—¿Ya tienes hambre, Hyung? —preguntó el rubio al notar por fin la "hambrienta" mirada de su esposo.

—Demasiada —contestó el mayor en automático sin despegar la mirada de esa esponjosa boquita.

—¿Quiéres probar? —preguntó el chico sacando una nueva cuchara para sumergirla dentro de la crema y sacar un poco mientras se la ofrecía a su esposo— Di "ah", Hyung.

Yeon Jun alzó una ceja para después rodar los ojos y hacer lo pedido. La crema de champiñones no era su favorita, pero Binnie tenía una gran mano para la cocina por lo que el sabor era encantador, muy cremosa y con el sazón perfecto.

—¿Qué tal?

—Casi igual de perfecta que tú, chef Binnie —nombró divertido haciendo sonrojar al menor— aunque no se si prefiera comerte a ti primero.

—Basta, Hyung —murmuró apenado apagando la estufa y caminando hacia el lavabo para lavar lo usado. Unas traviesas manos se colaron en su cintura y la humedad de unos labios rozó su cuello.

—Igual puedo comer ambas cosas: Binnie bañado en crema suena delicioso —susurró en el oído ajeno, el cual se estremecía por la ronca voz.

—Es de mala educación jugar con la comida, Hyung —el rubio estaba abochornado, tratando de ignorar las traviesas manos que ahora acariciaban sus muslos, apretando a nivel de la cadera.

—Entonces dejame comer primero el postre.

Soo Bin estuvo a punto de negarse, pero la vuelta desprevenida que su esposo le dio para quedar frente a él le sacó un jadeo que en segundos fue interrumpido por los lindos y suaves labios del mayor.

Las grandes manos de su esposo apretaron sus muslos, al instante dio un brinquito para rodear la cintura del mayor con sus piernas, siendo llevado a la sala en donde el beso continuó húmedo, caliente y con sus lenguas explorando cada centímetro.

—¿Quiéres vino? —preguntó el mayor caminando de regreso a la sala sin vergüenza alguna de mostrar su desnudez mientras le tendía uno de los platillos.

Soo Bin simplemente asintió con un potente sonrojo, acomodó los platos en la mesita de noche y se envolvió aún más en la frasada, tratando de tapar el poco pudor que le quedaba.

Yeon Jun era un salvaje.

Un puchero se instaló en su rostro, su esposo se encargo de besarlo con ternura antes de dejar las copas en la mesa y sentarse a su lado.

Comieron tranquilamente mientras charlaban sobre sus trabajos, Soo Bin y Huening Kai cada vez eran más reconocidos por su buen trabajo, Yeon Jun y Tae Hyun se habían encargado de que sus parejas fueran parte de los arreglos en las últimas juntas directivas de la empresa, muchos habían quedado encantados, siendo de esa manera que gente importante de otras empresas los contactaran para hacer sus trabajos florales.

Por otra parte, ambos habían comenzado a ir a terapia, para Yeon Jun fue fácil hablar sobre sus problemas temperamentales, no eran una novedad. El problema era Soo Bin, quién se sentía incómodo al tener que aceptar que tenía un trauma desde la infancia.

Yeon Jun seguía igual de molesto con la bruja de su suegra por plantar tantas inseguridades en su esposo.

—Hyung, podrías traerme mi bata —Yeon Jun se carcajeó antes de levantarse a traer lo pedido, había destrozado la ropa de su esposo. Tenía que aceptar que si era un salvaje.

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MY MAN -YEONBINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora