CAPITULO 23.

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Yeon Jun observó a su precioso bebé por el ventanal del área de cunas del piso de obstetricia en el hospital, era una cosita pequeña y sonrojada, sus ojitos se encontraban cerrados y podía intuir que dormía por la relajada respiración.

Su pequeño bebé se encontraba dentro de la incubadora, parecía medir menos que su antebrazo y se miraba tan... Frágil.

Sin poder evitarlo comenzó a derramar lágrimas en silencio, Sung Hoon había nacido bien a pesar de todas las dificultades, era un bebé prematuro, pero saludable, sólo le hacía falta un poco de peso.

Eran los 2 kilos, 200 gramos más bonitos de todo el mundo.

Suspiró limpiando sus lágrimas y sonriendo con ternura a su bebé.

—¿Señor Choi? —El nombrado volteó hacia la enfermera —Su esposo ya se encuentra en la habitación, aun esta anestesiado pero ya puede pasar a hacerle compañía.

—Gracias  —hizo una pequeña reverencia antes de preguntar — ¿pueden llevar a mi bebé a la habitación de mi esposo?

—Si señor, pero solo será para que la mamá le dé de comer y usted pueda cambiar el pañal por primera vez, pero será hasta que su esposo despierte.

Yeon Jun asintió entusiasmado ante la idea, volvió a agradecer y se dirigió a la habitación de su esposo, viendo a su bebé una vez más antes de retirarse.

Soo Bin se movió incómodo en su cama, los párpados le pesaban y se sentía realmente cansado.

Abrió los ojos con lentitud, acostumbrándose a la luz de la habitación y suspiró ante las caricias que eran repartidas en sus mejillas.

—Buenas noches, pequeño —susurró Yeon Jun a su lado, sin dejar de acariciar el rostro del doncel.

—Hola Hyung —logró articular el rubio acercando más su cara a la calidez de la mano ajena— ¿y nuestro bebé?

Yeon Jun le sonrió con ternura antes de dirigir su mirada justo del otro lado de la cama, Soo Bin le siguió e inmediatamente comenzó a llorar ante la bonita imagen junto a él.

A pesar de que su bebé se encontraba dentro de la incubadora, lograba verlo, era muy pequeño, se encontraba vestido solo con un pañal, los guantesitos amarillos que la señora Choi le había obsequiado meses atrás y un gorrito del mismo color que desconocía su prosedencia.

Sung Hoon dormía con tranquilidad, ajeno a las fuertes emociones que sus inexpertos padres estaban viviendo en esos momentos.

—Junnie, sus piecitos están desnudos, ¿no tiene frío?

—Tranquilo, el pediatra me explicó que la incubadora ayuda a regular su temperatura y respiración, ¿tú cómo te sientes?

—Yo si tengo frío —murmuró— y me incomoda la epidural*.

Yeon Jun sintió un escalofrío por su columna al recordar el procedimiento para poner esa cosa en la columna de su esposo.

—Ustedes los donceles y las mujeres son realmente valientes y fuertes, estoy orgulloso y agradecido, eres increíble —alagó besando los esponjosos labios del menor— te amo —otro beso— eres mi fuente de felicidad.

Soo Bin se dejó mimar, sintiéndose amado, derramando lágrimas de felicidad, nunca había sentido lo que estaba sintiendo en ese momento, esto era mucho más fuerte que el día en que Yeon Jun le dijo "te quiero" por primera vez, incluso era aún mejor que la primera vez que hicieron el amor, esto era algo tan puro, tan pleno.

Un tiempo después, una enfermera entró para sacar al bebé de la incubadora.

Soo Bin se sintió demasiado torpe al seguir las indicaciones de la enfermera, Yeon Jun le ayudó a recostarse, se quejó ante el dolor agudo en su vientre pero continuó prestando atención a la chica.

MY MAN -YEONBINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora