Capítulo treinta y tres

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Se queda quieta con asombro

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Se queda quieta con asombro.

—¿Tú me amas?

—Más que a nada en este mundo.

—¿Eres conciente del verdadero significado que tienen esas palabras?

Tomo su mano y la beso, tratando de convencerla de que lo que siento es real, su mirada se nubla con las lágrimas cuando asiento.

—De cada una de sus letras nunca antes había estado tan seguro de algo en mi vida como lo estoy de esto cara.

Asiente mientras acaricia mis rizos, observo su rostro lentamente repasando cada detalle.

Nos quedamos así por unos minutos.

—Iré a llamar al doctor—me levanto dolido cuando veo que de su boca no va a salir nada, me duele que no me respondiese. ¿Acaso ella no siente lo mismo?

Niego.

No la presionaré pero la verdad es que una parte de mí esperaba escuchar con todas sus fuerzas que me amaba, comprendo si aún no lo hace, llevamos tan solo juntos unos pocos meses pero a ella la amo desde incluso mucho tiempo antes de eso. Está no es una historia instantánea es algo que viene arrastrando de años atrás.

Quizás algún día encuentre el momento correcto para contarle esa parte de la historia que sé que ella desconoce.

Salgo de la habitación, le hago una seña a los guardaespaldas que puse para que la cuidarán para que se pusieran en función de su deber, no quiero más sorpresas por ahora.

Recorro los pasillos con las manos en las bolsillos pensado en todo esto, sé que soy demasiado egoísta manteniendola a mi lado, pero se que no sería capaz de alejarla de ahí por mucho tiempo.

Quizás sería la mejor opción para mantenerla a salvo.

Pero no lo creo, no la veo como una alternativa.

Encuentro a la doctora encargada de la recuperación de Miranda en uno de los mostradores de la tercera planta, se acerca luego de terminar de hablar con una paciente en muletas. Sonríe cálidamente.

—¿Como está la señorita Flores, alguna novedad?

—Si acaba de despertar, puede venir por favor.

—Por supuesto déjame recoger mis cosas y te alcanzo, adelantate tú, es muy bueno que tenga compañía en estos momentos.

Asiento mientras retomo el camino de regreso a su habitación, al entrar me encuentro a Miranda riendo con su madre, me acerco alegre por ver su sonrisa.

Mi chica me observa ensanchando la curvatura de sus labios, beso su frente con adoración, cierra los ojos al sentir el contacto de mis labios sobre su anatomía. Su madre forma una extraña sonrisa en su rostro mientras nos observa, se que desde un inicio ella no aprobó esto, pero luego cambió de idea, a leguas se nota lo orgullosa que está porque su hija haya conocido a una persona capaz de amarla por encima de todas las cosas.

Señor Walker  [+18] ©Where stories live. Discover now