𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟓 |

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Capítulo 5 | Secretos y confecciones

Capítulo 5 | Secretos y confecciones

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Mientras tanto en la tienda, Taehyung seguía atentiendo clientes que no sabía ni cómo pero desde hace media hora tenía más de seis personas esperando ser atendidas.

—¡En seguida lo atiendo señor!—

Maldijo bajo porque justo ese día su hermano se quedó en el taller ayudando a su padre. En los últimos días tenían mucho trabajo que implicaba buscar madera, pinturas y todo el material posible.

—La entiendo señora Jeon pero él señor Moon llegó primero—

—¡Pero estoy aquí solo por un pedido! No tardas ni cinco minutos en entregarmelo— bufó la anciana.

—¡Pero es mi turno. Tiene que esperar señora!...

Sí, otra pelea se armaría si no pensaba en algo rápido. Y siendo un Alfa no quería peder la paciencia.

—Por favor no discutan. Trataré de apurarme para atenderlos...— si no paraban de hablar, realmente enloqueceria.

—¡Ey! Creo que alguien necesita ayuda—

¡Salvación! pensó el Alfa cuando llegó el moreno.
—Nam quisieras ayudarme ¡por favor!—

—Claro— entró por completo a la tienda y ayudó con los clientes —Buenas tardes señora Jeon, dígame ¿en qué puedo ayudarla?— Qué haría Taehyung sin el Alfa de ojos cafés.

Namjoon tendría que hablar seriamente con la familia Kim para resivir un sueldo, ya se le estaba haciendo constumbre ayudar en la tienda.

—Sigue siendo un buen chico— alagó la mujer saliendo del espacio.

—Joven, ¿podría ayudarme?...

Lo bueno es que los clientes iban siendo menos y casi terminaban de atenderlos a todos.

—Lo único que pediré es... bueno, realmente no tengo nada que pedir—

—No sería mala idea pedirle a papá que te deje trabajar aquí—

—Lo pensaré— cerró un poco sus ojos haciendo una linea con estos, ese Alfa de cabello rizado tramaba algo.

Surmigiendose en la plática, escucharon la campanilla que reposaba en la puerta anunciando un nuevo cliente, bueno dos clientes.

Los dos Alfas posaron la mirada tan atenta en los chicos que entraban, sí pudieran describir la escena, dos Alfas hipnotizados por dos Omegas.
Pero no culquier Omegas. Ambos adolescentes eran bajitos y su piel era tan clara que de seguro al tacto se sintiera muy suave.
Y ni se diga de sus aromas, tan dulces dejando ver la confianza que transmitian ambos chicos.

—¡Alfa!— gritó el más chico de todos, rompiendo las miradas y la atención.

El azabache caminó en dirección del Omega y lo abrazó con todo su cuerpo cubriéndolo de su aroma y uno que otro beso.
Amaba impregnar su olor a café en el Omega, el olor a madera ya era familiar entre ambos puesto que lo compartían después de estar juntos.

𝐒 𝐏 𝐈 𝐑 𝐀 𝐄 𝐀 [En Pausa]حيث تعيش القصص. اكتشف الآن