VIII. interés genuino

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Izuku podía catalogarse a sí mismo como alguien estúpido y débil. ¿Quién se enamora tan perdidamente al punto de morir siendo un maldito puberto?

Así que por ello tenía que cargar con las consecuencias de sus actos, que si Katsuki lo (prácticamente) acosaba en el comedor, que si los de la clase E querían pasar desapercibidos, que si el director quería que participaran más...

El festival deportivo se acercaba. Era un momento crucial para los aspirantes a héroes puesto que éste evento lograría dos vértices muy alejadas entre sí, desde llamar la atención de una persona capaz de catapultar a la fama a cualquiera hasta quedar entre los menos talentosos y ser marginado.

A Izuku no le interesaba particularmente, ni a él ni a su clase. Ellos preferían pasar bajo el ojo público, trabajando desde las sombras. El director Nedzu no apoyaba eso.

Al pecoso no le importaba participar o no hacerlo, el problema era su clase con problemas de ansiedad, para comunicarse y... De todo un poco. Se negaban a salir en televisión nacional, y de cualquier forma, ¿Qué mierda harían?, ¿Leer sus documentos sobre estrategias?

Armó un buen reporte con ayuda de sus compañeros sobre por qué no querían participar (no les serviría, de cualquier forma) y al pequeño ser llamado director le encantó, así que los dejó en paz.

Por otra parte, seguían puliendo sus habilidades estratégicas sobre los quirks heróicos de los alumnos del A y el B. Izuku solía pasar mucho tiempo haciendo anotaciones sobre cómo usar mejor ciertas habilidades de acuerdo a las condiciones que imposibiliten el uso natural en los quirks, era un pequeño reportaje extra que, creía, ayudaría a que la información en el trabajo completo que, junto a su equipo habían elaborado, fuera más completa.

Su mueca de neutralidad eterna había cambiado un poco, como si hubiera olido algo particularmente asqueroso. La información que tenía en sus anotaciones y la que venía en el afiche (junto a la hoja de información que N°13 les había entregado) no coincidía sobre el tiempo estimado de uso que tenía el quirk de Todoroki-kun. Eran incongruentes.

Revisó los horarios (que estaban colgados en la página de la escuela) para darse cuenta que la clase 1A estaba en hora de tutoría... Su reportaje tenía que tener la información precisa y sin errores, por lo que para verificar la información tendría que ir a preguntar con quien se encargaba de la información, aunque al tener cada fuente una respuesta distinta lo más viable sería ir directamente con su persona y saldar aquella duda.

El trabajo (si es que la información estaba mal) tendría que revisar ciertos puntos en los cuales hacía incapié en el tema de la durabilidad del quirk. Así que, resumiendo, tenía mucho trabajo que corregir. Por una equivocación que ni siquiera parecía ser suya.

Aunque Izuku pareciera cansado todo el tiempo (que sí debía de estarlo) la principal razón por la cual caminaba como zombi era que sentía que así debía de caminar alguien como él, alguien que no podía hacer algo tan básico como sentir. Era su pequeña forma de castigarse, con esa espalda encorvada y sus presurosos pasos de alguien con flojera.

Al llegar a la alta puerta del 1A, se escuchaba mucho ruido dentro, algo extraño por supuesto, en su hora de tutorías N°13 los hacía hacer mucha meditación y leer algo ligero, pero siempre en silencio. Aizawa-sensei (el tutor del 1A) no parecía alguien que disfrutara del ruido.

Tocó muy fuerte, ya que al tocar suavemente nadie escucharía. La puerta se abrió y alguien extremadamente alto (para Izuku) lo recibió. Tenía lentes cuadrados y cabello azul, la mirada muy fiera, como alguien espigado.

“¡Bienvenido a la clase 1A, soy el delegado Iida Tenya!, ¿Qué se le ofrece, eh...?"

“Midoriya Izuku, Iida-kun. Busco a Todoroki-kun, sobre una información que deseo verificar...” el tal Iida asintió enérgicamente, sin dejarlo terminar mientras gritaba un «¡Permiso concedido!», ¿La clase A era así de rara...?

Se quitó de la puerta, como instándole a pasar al salón. Con timidez Izuku asomó su cabeza rulosa y ya algo descuidada. En el piso parecía haber una oruga amarilla gigante. No preguntó.

El ruido venía de todas partes del salón, con los futuros héroes jugando o gritando. Un grupo de jóvenes cercanos a Kacchan eran quienes más hacían ruido. Buscó con la mirada al bicolor, dándose cuenta entonces que parecía ser de los pocos que guardaban la compostura, escribiendo algo en su cuaderno.

Se acercó a su lugar, tomando su bandolera con fuerza mientras murmuraba ligeros «permiso» cuando alguien se acercaba a su espacio personal.

A pocos metros Todoroki-kun levantó la vista y, al verlo, trató de sonreír. Parecía ser que poco o nada lo hacía pues la mueca que asemejaba una sonrisa era bastante extraña. Izuku, por mera cortesía enseñada por su mamá, le devolvió la sonrisa.

dandelions || tododeku/katsudeku Where stories live. Discover now