Estoy tan emocionado que quiero embestir hasta lo más profundo, pero tengo que contenerme, no puedo lastimarlo o no quedará con ganas de volver a entregarse a mí.
Tengo que hacerlo sentir bien, sacarlo de este espació, inundado en un enorme placer al ritmo de mis caderas. De esa manera será el, quién venga a mi y con alguna excusa tonta nos volveremos entregar como lo haremos en este preciso momento.
—¿Ya tenías planeado esto?—Pregunta con irritación al verlo sacar lubricante y una tira de condones XXL.
Maximiliano se tensó al ver tal tira que traía más de veinte condones, fulmina con la mirada a Hayden, dándole a entender que ni crea que los usaran todos.
—Obvio no—Obvio sí, un hombre precavido vale por dos. Tenía que estar preparado para este día—¿Por qué piensas eso? Nunca pensé que algún día entre tú y yo sucedería algo como esto—Claro que lo sabía, por algo lo estuve seduciendo y provocandoló cada vez que tenía la opción.
Maximiliano ve a otro lado, no quiere ver esa gran vara de carne siendo vestida por ese preservativo que sigue quedó un poco cortó ya puesto en el miembro de Hayden.
¿Dónde estoy? ¿Quien soy? ¿Como demonios es que termine envuelto en este grave problema? Se supone que soy yo, quien debe de estar sometido a Hayden, debajo de mi. No yo debajo de él. Entonces, ¿Por qué soy yo quién está apunto de ser poseído por esos hambrientos ojos rojizos que me miran lujuriosamente.
Esa mirada penetra cada capa de mi piel, desnudadome aunque todavía llevo la bata, de igual manera siento que puede ver atraves de ella. Eso me a se sentir tan avergonzado.
Maximiliano había perdido la apuesta sin quiera a ver luchado, y ahora sabrá las consecuencias que con lleva el apostar con alguien como Hayden, un zorro con piel de corderito.
Momentos antes de que, Maximiliano le tocará aceptar la derrota y con molestia tendría que someterse bajo el cuerpo de Hayden.
Maximiliano abrió la puerta de una sola patada, asustado un poco al pastor alemán, quién solo bastó ver esa sonrisa extraña en su amo, para salir de la habitación sin siquiera que se lo pidieran. Sabía que algo raro estaba por ocurrir entre ambos.
El muy inteligente Choco, se paró en sus patas traseras para cerra la puerta. No quería que los ruidos extraños salieran del interior de esa habitación. Se fue acostar un poco lejos, cuidado que nadie venga a interrumpir a su amo.
Maximiliano tiró a la cama a Hayden, subió arriba de él, entre besos y caricias fue desvistiendo al más joven. Tragando saliva a cada segundo en qué iba apreciando el cuerpo desnudo de Hayden. Ya lo había visto pero contemplarlo de está manera es muy diferente, las sensaciones lo son mucho más. Más emocionante.
—¿A dónde crees que llevás esa mano?—Hayden, sostuvo con un poco de fuerza la mano de Maximiliano, impidiendo que toque su lugar más privado y ocultó—No estarás pensando que yo, iré a bajo?—Uso sus peinas para girarse y en el proceso empujar a Maximiliano, abajo de él.
Maximiliano no tuvo ni la más mínima posibilidad de poner resistencia, había sido tirado sobre la cama en cuestión de segundos. Podrá ser muy atlético y todo lo que sea, pero Hayden, Hayden ha entrenado todo tipo de artes marciales y otros deportes desde una edad temprana. Vio y escucho sus huesos quebrarse todo para perfeccionar sus habilidades.
—¡Yo tampoco seré el de abajo!—Cierra su bata—¡Ni lo sueñes!—Lo fulmina con la mirada.
Soy el alfa y por supuesto que tengo que ir arriba, aunque aún no sé exactamente cuál es el género de Hayden, ¿Alfa o beta? De igual manera no importa.
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Rosa sangrienta
General FictionHayden es un joven que fue abandonado desde niño en casa de sus abuelos, por sus e irresponsables padres, creció muy bien con los cuidados de sus amados abuelos. Pero esa comodidad se ve arruina por la inesperada visita de su "padre" a quien no habí...