4. Zayn.

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 —Necesito que veas esto y me digas que piensas.

De pie frente al escritorio del consejero estudiantil, esperé con paciencia por unos cinco segundos a que me diera su atención antes de finalmente golpear la hoja en mi mano sobre su escritorio. Sus pies cayeron al suelo con brusquedad desde el borde en el que estaban apoyados, enganchando sus auriculares y logrando que estos fueran arrancados con brusquedad de sus orejas. Ni siquiera me había dado cuenta de que los llevaba, pero ahora podía escuchar la música proviniendo de ellos desde donde estaba.

Ojos azules parpadearon en mi dirección, una mirada de fastidio me fue dirigida antes de que una sonrisa traviesa la reemplazara—. ¡ZEEEEEIN!

—Niall —mordí la palabra—. ¿Por qué usas auriculares durante tu horario de consultas? Se supone que debes estar atento y servicial para cualquier alumno que necesite tu consejo, ¿Cómo se supone que vengan, confíen en ti, y suelten todos sus problemas, si en vez de prestarles atención estas escuchando música?

Rodó los ojos, volviendo a colocar los pies sobre el borde de su escritorio—. Dime una cosa, fácil respuesta de "si" o "no". ¿Tu firmas mis cheques?

—No.

—Entonces, no intentes señalarme como hacer mi trabajo, porque no eres quién me paga una miseria por estar sentado aquí todo el día en espera que algo interesante pase —dijo—. Además, trabajamos en primaria, Zein, los problemas más grandes que tienen estos niños es no llegar al baño a tiempo o alguien robándoles su colección de tarjetas de Yu-Gi-Ho.

—Uhm, los niños ya no coleccionan de esas. La mitad, no conocen la caricatura.

—Porque son unos incultos, igual que tu. No es una caricatura, es un anime y sigue tan vigente como usar agua oxigenada para aclararse el cabello.

—Hay tantas palabras mal en esa frase que ni siquiera puedo contarlas. No, espera, si puedo. Al menos veintitrés de esas palabras están mal. Veintitrés.

—Me juzgas por ser un aficionado al arte asiáticos de la animación.

—No eres un aficionado, eres un rarito.

—¿Sabes? Eso podría considerarse bullying —se quejó—. Te denunciaré a la junta escolar en la próxima reunión.

—El noventa porciento del porno existente en tu computadora, es animado. Eres un super rarito.

Jadeó dramáticamente—. ¿Como sabes eso? ¿Me has estado espiando? ¿También tengo que decirle a la junta que me acosas?

—Por supuesto, el grande y malo Beta, acosado por un pequeño y delicado Omega.

—Tu tienes de delicado, lo que un cactus tiene de suave —dijo—. Es más, pasarle la mano al cactus duele menos que tratar contigo.

—Que te den.

—¡Ja, y tu le enseñas a esos niños con esa boca! Mal educado.

Gruñí, me tragué mi respuesta inicial y me tomé un momento para tomar un respiro profundo. Esta era la razón por la que odiaba tener que recurrir a Niall por un consejo, el joven tenía el don nato de sacar de quicio a todos a su alrededor—. Mira, necesito que concentres ese pequeño cerebro tuyo en una sola cuestión por medio segundo y me ayudes, ¿puedes? ¿Por favor? ¿Medio segundo?

—Sabes, por lo general, cuando pides el favor de alguien, ayuda bastante a conseguirlo el que trates bien a esa persona —comentó—. Así que, comencemos de nuevo. ¡Hola, Zein! ¿Como estas hoy?

—¿Puedes mirar el bendito dibujo de una vez?

—¡Jesus! Creo que sería más fácil enseñarle modales a un cerdo que a ti —suspiró. Abriendo un cajón de su escritorio, recupero sus lentes y se los puso al tiempo que aceptaba la hoja. La observó por un largo momento—. Te dije que Harry estaba trastornado, esta es la prueba fehaciente de ello.

Rainy |Ziam| PausadaOnde histórias criam vida. Descubra agora