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Después de recibir tal noticia el matrimonio se alegró al igual que la certidumbre, finalmente los genes de estos destacables individuos se unirían, dando lugar a un gran sucesor.

El embarazo fue una alegría para Norman, y un alivio dulce para Ray, ya que este último había tenido problemas de autoestima e inseguridad por la presión de aun no haber engendrado un hijo a su pareja, tanto que en algún momento se había esfumado su verdadera emoción por formar una familia.

Pero eventualmente recupero tal amor y anhelo, comprendió a propias palabras del albino que un bebé no era indispensable para su relación, que al fin y al cabo era un proceso y de no ser así no podría importarle menos.

Después de estar ya todo en calma recibieron la inesperada noticia de que Ray estaba embarazado.

El primero en darse cuenta de que el Omega estaba en gestación fue Norman.

Normalmente cuando el ciclo de celo de su pareja se acercaba solian resaltarse ciertas costumbres o cambios, como el antojo de dulces, un comportamiento más dócil y un cambio sutil en su aroma. Como si su cuerpo se estuviese preparando.

Estos cambios seguían presentes incluso lejos del ciclo del celo correspondiente, además de sutiles cambios en el cuerpo, causando intriga en el alfa.

El cual después de darle muchas vueltas, entre un embarazo o un periodo de celo descontrolado optó por el primero, ya que no había tanta urgencia de actividad sexual.

Mantuvo el pequeño secreto hasta que el propio se diera cuenta de estos cambios, llevándolos a una prueba de embarazo con un gran positivo.

—Ne, Ray—. Unas divinas esmeraldas se postraron en el vientre ajeno, haciendo acto de presencia en la sala del hogar de los Minerva. —¿Crees que será un niño o una niña?—, pregunto, con una amplia sonrisa en su rostro, inclinándose más hacia adelante para quedar más cerca de aquel vientre.

—Emma, apenas lleva unas semanas, ¿como voy a saberlo?—, respondió el acosado, pegándole en la frente. A lo cual respondió la contraria frotando el espacio afectado, enderezandose.

El Omega tendía a relajarse en su hogar, cocinar o trabajar. Pero de vez en cuando, o tal vez regularmente recibía o visitaba a Emma, una alfa, no solo la amiga de infancia de su pareja, si no que también la suya.

Esta vez la de cabellos Naranjas estaba acompañada por su pareja, Gilda, una Beta que estuvo presente en sus vidas desde secundaria. Que justo ahora estaba sentada junto a Emma tomando una taza de té mientras se entretenía con la escena infantil delante.

—Tch, deberías por lo menos intentar adivinar—, Reprochó la alfa, aún frotando su frente.

—¿Y tu qué crees que será?—, Contraatacó devuelta.

—¡Pues yo creo que será hembra!—, dijo entusiasta, dando un brinco en su propia posición. -¡Aunque ver a un pequeño niño con tus genes sería adorable!-, agrego, con una expresión ahora indecisa, cualquiera sería maravillosa, era difícil decidir, tantas variaciones físicas.

—Um, es cierto que de todas maneras será un cachorro precioso—, hablo la beta, su opinión era más que cierta, no importa las variables, los genes de Norman y Ray eran más que maravilla, no solo física sino que también mentalmente.

...

—Así que vino Emma—, pregunto el albino mientras se quitaba su corbata, apenas había regresado del trabajo.

—Um—, expresó el azabache a modo de respuesta. —Vino con Gilda, y terminamos hablando del cachorro—, Continuo, echado en el sofá con un pudín de café, mientras acariciaba su propio vientre.

—¿Ah?—, respondió el alfa, acercándose a su pareja para verlo desde arriba. —¿Y de que hablaron?—, pregunto.

—De su género—, respondió.

—¿No es demasiado pronto?—, comento el más alto entre risas. —Apenas lleva unas semanas—, Finalizó.

—Lo se, pero aún así parecía emocionada por ello—, explico Ray, hasta que postró su mirada al rostro de su marido, el cual le brindaba su sonrisa habitual, con una expresión un tanto confundido. —¿Tu qué crees que sea?

Sorprendido por la inesperada pregunta, Norman posiciona su mano sobre su mentón, simulando estar pensando algo, para luego volver a dirigirle una sonrisa al contrario. —¡Yo creo que será una preciosa niña!—, respondió luego de unos pocos momentos con entusiasmo, —Y con tu temperamento—, Agrego.

—¿Ah?, ¿A que te refieres con temperamento?—, respondió en burla el azabache entre risas.

Vaya, Emma y Norman algunas veces estaban conectados.

Solo fue cuestión de tiempo para que como cualquier celo la ropa de Norman empezará a ser asaltada

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Solo fue cuestión de tiempo para que como cualquier celo la ropa de Norman empezará a ser asaltada.

Sus prendas desaparecían magicamente o terminaban colocadas en el cuerpo de su nubecita.

—Cariño—. El albino se asomó a la cocina donde se encontraba su querido preparando la cena, —¿has visto una de mis camisas de...

—¿Um?—, volteo el Omega a la espera de la finalización de su consulta.

—¡Ah! Ahí está mi camisa—, dijo el alfa, rodeando con sus brazos la cintura ajena, aprovechando para darle caricias a su vientre al igual de pequeños besos en el cuello.

El azabache llevaba su tan buscada camisa encima, que apenas cubría la ropa interior bajo está, abotonada perezosamente.

—Oh...—, murmuró cuando sintió la interacción. —Si, Tiene tu aroma—, agrego, mientras giraba su rostro para quedar en los azules ojos de su marido. —¿Está mal?—, pregunto.

—No—. Respondió el alfa, con un sutil rojo pigmentado sus mejillas, posicionandole un beso en la mejilla, ampliando su radio a todo su rostro hasta llegar a sus labios, los cuales tenían un sabor dulce a tarta de fresas.

Norman no era tan resistente, si su esposo le daba un golpe tan fuertemente dulce lo único que puede hacer es sucumbir a el.

(⁠っ⁠.⁠❛⁠ ⁠ᴗ⁠ ⁠❛⁠.⁠)⁠っ Thank you for reading,
Waiting for puppies.

waiting for puppies ||Norray||✧⁠*⁠。Where stories live. Discover now