𝟬𝟬 - 𝗽𝗿𝗼𝗹𝗼𝗴𝘂𝗲

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—Por fin

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—Por fin.

Limpié el sudor de mi frente mientras soltaba un suspiro. Puse mis manos en la cadera, tratando de quitar la tensión encima de mi cuerpo. Acababa de cerrar la última caja que me faltaba, y no podía sentirme más aliviado de ello, mi trabajo ya había terminado. Me senté en el suelo, permitiéndome descansar un momento de las últimas horas.

Observé mi habitación con detenimiento, analizando los espacios vacíos. Todo estaba empacado o vendido, lo único que quedaba eran las cajas en el piso.

Estaba apoyado en una de las esquinas en mi cuarto, descansando de los días ajetreados que he tenido junto a mi padre. Una mudanza no era sencilla, mucho menos cuando nos iríamos a otro distrito por un largo tiempo.

Papá había vendido la mayoría de cosas, por cuestión de no poder movilizarlas a nuestro nuevo hogar; prometió reponerlas en la primera semana de estadía en Brooklyn, y que no tenía que preocuparme. Siendo sincero, estaba ansioso por la situación.

Además de la ansiedad, estaba un poco decaído de ánimos. Pensaba que mi día podría haber sido diferente, no me hubiese venido mal la ayuda de ellos en empacar mis cosas; pero todo se fue a la mierda por una discusión.

Todo fue rápido, yo solamente trataba de ser amable, solamente le señalé al chico dónde no se había manchado de comida, pero todo fue malinterpretado.

"¡Aléjate de él, Pavitr!

Una chica furiosa se acercaba con rapidez, los demás iban detrás de ella con rostro ciertamente horrorizado.

'¿Hice algo malo?', fue lo primero que pensé al ver la reacción de todos, quitando mi dedo del rostro de ese chico.

Él trató de detenerla, pero la chica lo empujó a un lado cuando trató de acercarse, sin notar su fuerza por la rabia dentro de ella.

—¡Tenía salsa en el rostro, solamente quería ayudarlo! —Levanté mis manos en seña de inocencia, sintiéndome nervioso en cada paso que daba.

¿Por qué tratas de mentirme?, ya sé que tratabas de coquetear con él, no era necesario tocarlo. —Detuvo su caminar a centímetros de mi rostro, tragué pesadamente mirándola a los ojos.

Lo soy, nunca te haría eso. Mi rostro solo reflejaba profunda culpa, no quería causar problemas.

Malditos maricones, lo único que saben hacer es meterse en la vida de los demás.

¡Betty! —El chico se metió en la conversación, metiéndose entre nosotros dos. Yo permanecía perplejo ante sus palabras, no me las esperaba en lo absoluto. —¿No lo escuchaste?, solo trataba de ayudarme. Ya basta con esta discusión, no era necesario ser hiriente.

El chico la miraba molesto, la castaña solo lo miró de reojo, dándose la vuelta resoplando.

Se lo merecía, a veces los chicos como él, creen que por ser gay pueden aprovecharse de la gente. Necesitaba que alguien lo pusiera en su lugar.

𝗔𝗗𝗥𝗘𝗡𝗔𝗟𝗜𝗡𝗔 ;; ᶜʰᵃⁱᵖᵘⁿᵏ | ✗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora